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España España · Madrid
Voto de kikujiro:
7
Drama Tras abandonar Dogville, Grace se dirige con su padre a Manderlay, una plantación de Alabama, donde ambos son testigos de los horrores de la esclavitud y la segregación. Segunda parte de la trilogía "Visiones de América", en la que el director danés ofrece su punto de vista sobre un país que nunca ha visitado. (FILMAFFINITY)
16 de julio de 2006
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Manderlay es la continuación de la llamada “trilogía americana”, iniciada en el 2002 con esa obra mestra llamada Dogville. Una trilogía con la que Lars von Trier que se está dedicando a derribar los pilares de la sociedad occidental.

En esta ocasión, el director se atreve con temas como el racismo y la libertad, y aborda el tema desde una perspectiva incomoda. Nadie sale bien parado en esta brutal crítica. Blancos, negros, amos, esclavos...todos terminan mostrándose como seres miserables. El único contrapunto está en Grace, ese ángel idealista que pretende cambiar el mundo. Una Grace que ya no tiene más el rostro de Nicole Kidman. Bryce Dallas Howard se hace perfectamente con el personaje. Se da la curiosidad de que el personaje es más joven, aunque los acontecimientos ocurren más tarde en el tiempo que los de Dogville (también el actor que encarna a su padre cambia, James Caan sustituido por un sensiblemente más joven Dafoe).

Pero tampoco es la misma Grace que vimos anteriormente. Esta es una Grace mucho más decidida, y que toma las riendas desde el principio. A pesar del sufrimiento padecido, y de su decisión final en Dogville, aquí sigue con el empeño de hacer un mundo mejor, aunque volverá a verse superada por la mezquindad humana.

Manderlay tiene dos problemas con respecto a su predecesora. Lo primero, es el factor sorpresa que ya no existe. Esa rompedora puesta en escena que nos asombró, ya nos resulta conocida. Por otro lado, es menos contundente que “Dogville”. En esta ocasión hay una mayor dispersión, y uno no sabe muy bien hasta el final por donde nos quiere llevar el autor. Pero incluso cuando todos los cabos quedan atados, uno se queda un tanto confundido por las intenciones del director danés.

Lo que no cambia es la despiadada visión que de la humanidad tiene von Trier. La película está impregnada de un pesimismo sobre la condición humana que asusta. La ruindad de todos y cada uno de los habitantes de Manderlay muestra bien a las claras que el autor no tiene ningún tipo de esperanza depositada en el género humano. Enfatizando aun más, el director nos muestra como la poca inocencia que tenemos, queda fácilmente por corrompida por el peso de la sociedad.

Una película irregular, que no alcanza las cotas de su predecesora, pero que contiene reflexiones muy jugosas.
kikujiro
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