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Voto de Álvaro Navarro:
8
Drama Olivia (Alexandra Jiménez), Eloy (Bruno Sevilla), Guille (Isak Férriz) y Anna (María Ribera) viajan a Berlín para visitar por sorpresa a su amigo Comas (Miki Esparbé) que cumple 35 años. Este no los recibe como ellos esperaban y durante el fin de semana sus contradicciones afloran y la amistad se pone a prueba. Juntos descubrirán que el tiempo y la distancia pueden cambiarlo todo. (FILMAFFINITY)
10 de diciembre de 2018
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Avalada por las buenas críticos y los premios logrados en el Festival de Málaga (mejor película, dirección y actriz), me aventuré a entrar en una de las pocas salas que apostaron por proyectar esta pequeña gran joya del cine español moderno, cuyo mayor mérito es realizar un diagnóstico generacional cuasiperfecto.
Este objetivo no es algo nuevo en la -hasta ahora, corta- filmografía de la directora catalana, Elena Trapé, quien ya ocho años atrás intentó reflejar -aunque de forma algo menos exitosa- una generación adolescente actual en la época tecnológica y de las redes sociales, mediante su debut en la gran pantalla con Blog (Idem, Elena Trapé, 2010, ESP). En esta ocasión, en Las distancias se agradece una mucho mayor profundización en el aspecto psicológico de los personajes.
¿Qué significa la amistad hoy en día? Esa es una de las preguntas que se intenta responder durante el metraje. Un grupo de cuatro amigos vuelve a reunirse años después de finalizar la universidad. Aparentemente la amistad y la confianza entre ellos se halla completamente intacta. Poco a poco, la realidad irá saliendo a la superficie. El resultado es devastador.
Un elenco es capaz de transmitir la naturalidad necesaria para hacer que la obra sea trascendental por su carácter humano, con el que es fácil empatizar. Destaca por encima de todos, una magnífica Alexandra Jiménez encarnando a una embarazada con los sentimientos encontrados y un carácter cambiante e imprevisible. Acompañan el listado un Miki Esparbé que, a pequeños pasos, se va abriendo hueco y haciendo nombre en el panorama nacional del séptimo arte, y otros nombres algo menos conocidos -aunque no por ello de menor calidad- como Isak Férriz y Bruno Sevilla.
En definitiva, Elena Trapé ha logrado su propia versión española y actualizada de la Pequeñas mentiras sin importancia (Petit mouchoirs, Guillaume Canet, 2010, FRA) -que, aprovechando la ocasión, también recomiendo fervientemente- que arrasó en su momento en los cines franceses. Como pasa en muchas ocasiones, probablemente este título caerá en el olvido y no logrará los reconocimientos que posiblemente merezca; hecho imprescindible para poder ser etiquetada como "pequeña joya" que nombraré a cada persona que me pida una recomendación.
Álvaro Navarro
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