Las invasiones alienígenas cuentan con un gran número de películas que hablan sobre ellas así como de devotos del género. Suele ser un tipo de cine visualmente bastante atractivo, lleno de efectos especiales e imágenes impactantes de destrucción y caos en nuestro planeta. "La guerra de los mundos" nos ofrece todo eso, poniéndonos en la piel de Ray (Tom Cruise), un hombre despreocupado y egoísta al cual la invasión extraterrestre le coge estando a cargo de sus dos hijos, fruto de un matrimonio fracasado.

El remake de la película homónima, basada en la novela de H.G Wells, corre a cargo de Steven Spielberg, y a pesar de ser una cinta que cuenta con un buen despliegue de medios, no es una de esas películas de las que el afamado director deba estar más orgulloso.

El arranque de la película es rápido, introduciendo a los personajes y pasando directamente al tema principal de una forma un tanto brusca pero impactante. El ritmo se mantiene bastante vivo salvo en contadas ocasiones en las que el director aprovecha para profundizar más en los comportamientos de los personajes. La sensación que deja el filme al terminar es de una historia poco aprovechada, con un enfoque global casi nulo, que se limita a contarnos las desventuras de una familia en medio de un ataque alienígena. Hay pequeños matices en la historia que intentan justificar esta visión estrecha de la invasión, pero tampoco cumplen como deberían.

Los personajes pecan de simpleza en varias ocasiones, llegando a ser realmente desquiciantes por momentos. "La guerra de los mundos" es la única película de invasiones extraterrestres que conozco, en la que el espectador llegará a desear que ganen los aliens y así nos eviten el tener que seguir aguantando a ese elenco de personajes tan desesperante. En líneas generales, la historia de la película está tratada con superficialidad y enigma, siendo esta última una de las principales armas que los invasores utilizarán contra la humanidad... y contra todo el que la vea.