Pese a tener que jugar con cientos de personajes y decenas de historias paralelas, uno de los mayores logros de Juego de Tronos fue no volver (tan) loco al espectador y dotar a la serie de una cohesión admirable.

En The Witcher nos encontramos pocas historias. De hecho, tres (seis si tenemos en cuenta el flashback asociado a cada una de ellas) y casi hay más historias que personajes. Y aun así, resulta mucho más complicado seguir el hilo conductor de las andanzas del gorila de pelo amarillo que de los cien millones de habitantes de Poniente.

Por lo demás, mucha fantasía y poca emoción. Quizás sea mi culpa por ponerme expectativas pero por si acaso mi dedo señalará a los creadores y su abusado "Deus Ex Machina", donde no hay por qué dar explicaciones ni de qué es un brujo ni el resto de criaturas.

La sorpresa negativa para cerrar 2019.