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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
6
Drama Un matrimonio trata de superar la muerte de su hijo de cuatro años en un accidente automovilístico. Adaptación de la novela homónima ganadora del Premio Pulitzer en la categoría de drama. (FILMAFFINITY)
7 de enero de 2012
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un joven matrimonio pierde a su único hijo. Cada uno intenta afrontarlo de la manera que mejor sabe, inevitablemente distanciándose, perdiendo casi por completo la comunicación. Ninguno se siente comprendido por el otro; sus duelos son distintos y la relación llega a un punto en que parece abocada al fracaso.

A ella le irritan los grupos de autoayuda; él es conciliador; ella se obsesiona por darle respuesta al porqué; él alcanza antes la fase de resignación; ella se obstina en el rechazo; él quiere salvar la relación; a ella le da igual; él es más resolutivo; ella es irascible; él busca soluciones; ella lo da todo por perdido.

En general la película de Mitchell es débil pese a las interpretaciones principales y a un argumento que, aún resultando trillado -“Serenata nostálgica”, “Gente corriente”, “En la habitación” por poner los ejemplos que se me vienen a la mente-, podría haber calado sin necesidad de caer en blandenguerías, que es lo que a su director parece aterrorizar. Creo que ahí radica el problema. El fallo parte de un planteamiento prejuicioso. Mitchell tiene tanto miedo a rozar el melodrama y a que su película se vea engullida por la sensiblería fácil que, deliberadamente, se esquiva todo aspecto dramático, resultando imposible que la tristeza de esta pareja trascienda y te toque y de paso, desmereciendo la labor actoral.

No sé qué le deparará el futuro, -intuyo que más pena que gloria-, aunque en un aspecto la encuentro reveladora: Aaron Eckhart se ha dejado ver como un actor con posibilidades, mucho más que correcto, por encima de la media; un tipo que ha dado la sorpresa. Por de pronto esta oportunidad ha sabido aprovecharla y solventarla con muy buenas maneras.

Sobre la valía de Nicole Kidman poco se puede añadir ya a estas alturas. Su interpretación es madura y convincente –dentro de la sequedad que caracteriza la película-. Otra cosa es que en “Rabbit Hole”, -y me fijo por primera vez-, empieza a ser alarmante cómo su rostro se deforma. No por la tragedia familiar que asola al matrimonio en la ficción, sino porque la australiana se ha extirpado a base de bisturí el ángel que había en ella y que tanta expresividad daba a sus interpretaciones de hace apenas unos años. Una lástima.
Valkiria
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