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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
8
Thriller. Intriga. Drama Justin Quayle (Fiennes) es un diplomático británico destinado en Kenya cuya mujer es asesinada junto a un hombre sospechoso de ser su amante, un activista defensor de los derechos humanos de la región. Quayle decide entonces investigar los asesinatos, y comienza a descubrir mucho más de lo que esperaba... (FILMAFFINITY)
25 de octubre de 2008
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
No diría tanto como dura realidad... aquí hay alguna trampa que otra.

Esta película se atreve con todo y Rachel Weisz, en estado de gracia, comparte con el público lo maravilloso de su estado de buenaesperanza.

Fiennes se deshace en puro amor hacia ella. Y la deja hacer y deshacer siendo diplomático y sabiendo de la incontinencia verbal de su mujer que se encara a quien haga falta y donde sea necesario. Así le tenga que cantar las cuarenta al embajador del Tchad o a los villanos de la diplomacia británica. El comienzo, denunciando (Rachel, que por cierto se llama como yo) el denigrante papel de GB al rendirse a la superpotencia americana y dejarse arrastrar al conflicto iraquí promete, promete.

El asunto de la industria farmacéutica es un hostiazo bien dado a esa realidad. ¿Qué financiador privado americano va a poner pasta encima de la mesa para patrocinar la vacuna contra el VIH? Ninguno. Eso sería un negocio condenado al fracaso. Atreverse a denunciarlo, Rachel, es valiente por tu parte. Mucho. Pero denúncialo en Londres ante los diplomáticos corruptos que se lucran de las donaciones alimentarias a las madres de Keniatas cambiando arroz por limousinas.

No lo hagas, tonta, en Nairobi.

La cuestión de que vuelva a ser Gran Bretaña, en este caso una de sus mujeres, la que desenmascare el turbio negocio de la tuberculosis, los experimentos y lo que en fin, creo que todos sabemos (que África es un laboratorio de cobayas humanas), es lo que no me ha gustado.

Volvemos a ser paternalistas, al fin y al cabo hemos sido colonizadores. La cooperación no puede desarrollarse en esos términos: tú, Rachel, denuncia en el norte y tu compañero, Arnold (africano) que lo haga en su país. Están hartos y con razón, de la mano que ayuda, que siempre está por encima. No les eches una mano, quítasela de encima.

Excelente papel de ambos, de Rachel y de Fiennes. Especialmente el del chico, enamorado hasta las trancas. La sensibilidad del diplomático, que le riega a la vida, la manera en la que interioriza a su mujer hablando por ella al final de la película es la forma más digna en la que he visto a un hombre declarar el amor que siente (y padece) por una mujer.

Fiennes se funde con Rachel. Maravilloso.
Valkiria
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