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Polonia Polonia · Galitzia
Voto de Valkiria:
7
Drama. Intriga En la Nueva Orleans de 1937, una rica viuda, la señora Venable, ofrece al doctor Cukrowicz los fondos para crear un hospital a condición de que practique una lobotomía a su sobrina Catherine. La señora Venable se encuentra perturbada por la reciente muerte en Europa de su hijo Sebastian, con quien solía viajar todos los veranos, salvo el último, en el que Sebastian prefirió llevar como acompañante a su prima Catherine. (FILMAFFINITY)
3 de diciembre de 2008
44 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sólo por pensar en cómo tratar patologías mentales, practicar una lobotomía y en cómo de precaria está la neurocirugía en 1937, (en un hospicio para enfermos mentales donde se funden las bombillas), la película despierta interés.

Si añadimos a Tennessee Williams en la narración, Mankiewicz en la dirección; Taylor, Hepburn y Montgomery Clift en el reparto, queda claro que semejante plantel no deja de generar grandes expectativas. Que se cumplan o no ya es otra historia.

Los monólogos de Hepburn, disertando sobre la crueldad de la vida y la cosificación del hombre retratado como simple mortal para divertimento de ese megalómano personaje, (nunca aparecido en la película pero presente a lo largo de toda la historia: Sebastian), acompañados de la aristócrata pose de la actriz y de su anoréxica expresión de locura, vuelven a presentárnosla como a la mejor intérprete del siglo XX. Eso sí, Elizabeth Taylor, soberbia, le rompe el saque a la primera sin ningún tipo de complejo ni amilanamiento. Montgomery Clift, entretanto observa (y aprende).

Hay un cuarto personaje, Sebastian. No aparece. Su madre y su prima hablan sobre él. Bastan 10 minutos al comienzo, para sentir la mayor animadversión que se pueda contraer hacia un personaje que ni siquiera da la cara. Hepburn consigue lo extraño: por cada halago que le dedica a Sebastian, encuentras una lacra más en el carácter del niño bien, de ojos azules, narcisista, amoral, libertino... Dadivoso (dice ella); no: vanidoso e indiferente a todo sufrimiento humano.

La versión de Liz choca frontalmente con la de Hepburn. Taylor retrata a su primo como un ser hambriento de hombres por alimentarse a base de píldoras y ensaladas. “Habla de ellos como de los platos de un menú: este es apetitoso; ese otro delicioso...” Una menciona su virtud y castidad; la otra su homosexualidad y depravación. Por eso la segunda está loca; la moralidad de la época no tolera una mente lasciva.

¿Cuál dice la verdad? La verdad está en el fondo de un pozo sin fondo... El cometido de Clift, neurocirujano chantajeado por la mecenas interesada en desterrar la verdad (Hepburn) de la mente transtornada de Taylor, es llegar a ese fondo. Llegar al fondo del fondo es la única forma que encuentra para reflotar a la chica. Pero la lobotomía es su primera opción: “¿sabes qué es eso? ¡un agujero en el cráneo, mamá!”, implora Liz, a lo que su hermano responde: “no tienes de qué preocuparte, será cómo si te quitan las amigdalas”...

Destaco como lo mejor de la película el duelo a muerte entre Hepburn y Taylor en la escena en la que se encaran (en el hospital) y el relato final de Liz Taylor, insuperable, sobre lo que ocurrió, de repente, el último verano.

Clift, sólo está utilizado en esta película; entra en escena para dar la réplica a las dos grandes intérpretes (y no dejarlas hablando solas) en una historia sostenida a base de extensos monólogos y de dos interpretaciones insuperables.
Valkiria
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