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Estados Unidos Estados Unidos · No os mováis tanto,
Voto de aka IDIOT:
7
Drama "Amarás a Dios sobre todas las cosas". Después de haberse separado de su mujer, un profesor universitario vive con su hijo Pavel al que procura transmitir su racionalidad y ateísmo. También le ha parecido conveniente enseñarle a usar el ordenador. Primero de los diez mediometrajes realizados por el director Krzysztof Kieslowski y el guionista Krzysztof Piesiewicz. Primera parte del "Decálogo", que se inspira en cada uno de los Diez Mandamientos. (FILMAFFINITY) [+]
12 de marzo de 2009
32 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al este del telón. 1989.
Es sin duda un año recordado por todos como el año de la caída del Muro de Berlín, pero la caída de los regímenes satélites del Pacto de Varsovia ya había comenzado un tiempo antes por ahí adelante. Polonia, uno de los primeros si mal no recuerdo, vio como Lech Walesa y el sindicato Solidaridad lideraban sus pasos hacia la rebelión. La fuerte represión contra toda muestra de carácter religioso era común en toda Europa oriental y Polonia nunca fue menos, a pesar de ser un país diferenciado del resto de los antes mencionados por su clara y creciente mayoría católica; Karol Wojtyla se erigía como la figura a la que todo el mundo se agarraba como si fuera la única posible luz entre los grisáceos bloques soviéticos.
1988 fue el año en que Solidaridad, tras ser relegado a la clandestinidad en múltiples ocasiones, se impuso y Walesa, de dudosa integridad política como más tarde se iría comprobando, se hizo con el poder en las elecciones democráticas que se celebraron posteriormente.

Una vez puestos en antecedentes, no parece difícil imaginar a dónde nos quiere llevar Kieslowski, no es difícil imaginar y situarse en la contraposición de la antigua Polonia comunista y la nueva Polonia demócrata. En la antigua Polonia del socialismo científico frente a la nueva Polonia religiosa y abiertamente católica.

El primer capítulo del Decálogo es, en aspectos puramente cinematográficos, intachable. La relación padre-hijo supera lo entrañable para situarse en lo tierno, así como el propio Pawel es un personaje difícilmente olvidable. Con ellos, la historia fluye, los diálogos supuran ingenio, destreza con la pluma. La aparición de la tía no hace más que dar forma a esa dialéctica en la que el niño se ve sumido, ese enfrentamiento entre los caracteres contrarios de los dos hermanos, padre y tía del mencionado Pawel.

El final otorga el mensaje, mensaje claramente influenciado por el contexto histórico y a todas luces dudoso en su validez, pero mensaje bien elaborado y mejor empaquetado. En definitiva, buena película lastrada por su, por otra parte, totalmente razonable militancia.
aka IDIOT
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