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Voto de Sabino (Diari Menorca):
9
Drama Basada en un hecho real ocurrido en 1850, narra la historia de Solomon Northup, un culto músico negro que vivía con su familia en Nueva York. Tras tomar una copa con dos hombres, Solomon descubre que ha sido drogado y secuestrado para ser vendido como esclavo en una plantación de Louisiana. Solomon contempla cómo todos a su alrededor sucumben a la violencia y a la desesperación. Pero él decide no rendirse y esperar a que llegue el ... [+]
19 de febrero de 2014
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Solomon Northup fue un estadounidense negro, de Saratoga Springs (estado de Nueva York) al que secuestraron en 1841 para ser pasto de la esclavitud sudista hasta 1853, año en que consiguió ser rescatado por los suyos de una plantación de algodón en Lousiana… Su autobiografía le sirve de excepcional y estremecedor borrador al cineasta británico Steve McQueen para su tercer film, tras ‘Hunger’(2008) y ‘Shame’(2011); a pesar de ser extraño entre los tejemenejes de la industria hollywoodiense, McQueen y la odisea de Northup (encarnado por un extraordinario Chiwetel Ejiofor) ya se cuentan entre los grandes candidatos a triunfar en la Gala de los Oscars del próximo 2 de Marzo gracias a sus 9 nominaciones…
(+) Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender y todos y cada uno de los miembros de este reparto excelso.
(-) Que alguien pueda confundir su sensibilidad poética con burda sensibleria pro-académica.
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Cuando el cine estadounidense se aproxima al espinoso tema de la esclavitud, siempre hay un kleenex que amenaza en la sombra…El gran espectáculo cinematográfico de siempre, desde los tiempos del ‘señoritascarlaaata’ de ‘Lo que el Viento se Llevó’ (‘Gone With the Wind’, 1939), se pirra por la lágrima fácil y el topicazo; por tanto, el melodrama racial se cimentó origináriamente sobre pilares de piedad y compasión, es decir, alrededor de dramones miserabilistas y otras emanaciones lacrimógenas, como no podía ser de otra forma… Steven Spielberg, el gran feriante emocional de los últimos 30 años, ha hurgado recientemente en la herida mediante calculados artefactos fílmicos, como ese lujazo de bofetada folletinesca llamado ‘El Color Púrpura’ (‘The Color Purple’, 1985) o ese sombrío moratón llamado ‘Amistad’ (1997), sentando un peligroso precedente conceptual, el que atribuye al subgénero esclavista un maniqueísmo de crispación y llorera que no se quita ni con salfumán y que condena a cualquier película, que aborde tan terrible episodio histórico, a salvaguardar (o a esquivar, of course) los canónicos efluvios del buen llorar…
Tras muchos años en el terreno del videoarte, Steve McQueen se ha dado a conocer en el mundo del cine gracias a dos películas tan sórdidas como ‘Hunger’ (2008), que trata la trágica huelga de hambre que declararon Bobby Sands y otros presos políticos del IRA en la prisión irlandesa de Maze en 1981, y ‘Shame’ (2011), que indaga en la conflictiva personalidad de un adicto al sexo… Que su tercer largometraje se tuerza hacia la temática más convencional (aunque tanto o más estremecedora que las anteriores) de la esclavitud norteamericana puede interpretarse como un giro radical de McQueen hacia la matemática de Hollywood y una rendición temática y artística a las directrices de la narración dramática tradicional… Pero que un realizador como McQueen se acerque al melodrama racial nos recuerda que también han existido otras lecturas cinematográficas sobre la esclavitud menos férreas y convencionales, como aquella inclasificable ‘Mandingo’ (1975) de Richard Fleischer o, sin ir más lejos, el ‘Django Desencadenado’ (‘Django Unchained’, 2012) que nos regaló el año pasado Quentin Tarantino…
Pero es con el film de Fleischer con el que ’12 Años de Esclavitud’ (’12 Years a Slave’, 2013) establece más paralelismos… En ambas la esclavitud se manifiesta, con toda la crudeza, despojada de los esquemas morales y las relaciones causa-efecto habituales, para mostrarse con una inquietante pátina de cotidianidad; en ambas, prevalece el hecho de que haya hacendados que traten brutalmente, correctamente o incluso bienintencionadamente a los esclavos, aunque ello no exhonera ningún perfil en las atrocidades perpetradas; y en ambas, el momento de máxima represión escoge como vehículo de infamia la sexualidad, no como la clásica castración freudiana, sino como exposición definitiva de la terrible situación de explotación que se infringía (pues metafóricamente subyuga tanto a amos como a siervos)…McQueen, gracias a la primordial labor interpretativa de Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender y Lupita Nyong’o (los tres nominados a estatuilla), establece así un visceral y castrante epicentro sexual que representa a la perfección la decadente y vergonzosa trastienda del imaginario norteamericano…
Es esta fisicidad, tan brutal y atroz como hermosa y poética, la que nos aleja de los pantanosos terrenos de la cursilería clásica y de las humedades lacrimógenas habituales… Lejos de los trascendentalismos teológicos o antropológicos que supuran de sus entrañas, los antihéroes de esta historia mayúscula manifiestan, como nunca antes se había visto en el cine, la banalidad de la barbarie esclavista: en cabeza, el cacique patetico y borracho Edwin Epps (Fassbender), enamorado de una esclava e incapaz de satisfacer sus impulsos psicóticos, y sobre todo, el pobre Solomon Northup (Ejiofor), cuya máxima reivindicación es obedecer, negar su auténtica condición noble, cerrar el pico y salvar el pellejo… No hay épica en su mirada triste, sólo la resignación, tan astuta como estremecedora, del superviviente que se hizo pasar por bobalicón… No era país para valientes…Y mucho menos para listos…
Sabino (Diari Menorca)
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