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Voto de Victoria:
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Documental
En 1994, Andrés Rabadán se entrega a la policía después de descarrilar tres trenes y matar a su padre con una ballesta. En el juicio se le declara inocente, porque le diagnostican una esquizofrenia delirante paranoide, pero se procede a su ingreso en un pabellón psiquiátrico penitenciario. En la actualidad, Rabadán continúa aislado, está casado, ha publicado dos novelas y ha expuesto tres colecciones de pinturas expresionistas que ... [+]
26 de mayo de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando se trata de hechos reales acabo decantándome por los documentales antes que por las películas. No me aportan mucho las ficciones, en realidad emborronan la verdad o, mejor dicho, su aproximación. En este caso "Las dos vidas de Andrés Rabadán" 2008, es una película correcta, sin más, y se atiene bastante a los datos ofrecidos en el documental que nos ocupa.
"El perdón" es un documental interesante, ofrece todo tipo de material acerca de Andrés Rabadán: dibujos, grabaciones, videos caseros, fotos, entrevistas. Te adentra en esa familia y el espectador decidirá qué pasó, cómo y por qué y si es justo que Andrés Rabadán siga encerrado.
Andrés Rabadán es un personaje seductor e inteligente, es innegable, y también tiene aprendido el papel de su propia vida, quiero decir que al expresarse noto cierta falta de espontaneidad, cosa -por otra parte- natural ya que debe haber repetido muchas veces lo que le pasó y acaba auto-interpretándose.
¿Qué le pasó? que se le fue la pelota hasta allá. ¿Dónde es "allá"? "Allá" es el lugar donde anida el tabú, donde sólo llegan determinadas personas y bajo determinadas circunstancias.
Pero llegados a este punto de las "circunstancias" pueden venir, y de hecho vienen, a la mente de todos muchísimos casos que están incluso de actualidad donde existe ese salto del tabú donde "las circunstancias" no obedecen a un "por qué" sino a un "porque sí" o "porque-puedo", quiero evitar citar los casos más mediáticos y recientes pero es difícil hacerlo. Es decir, existiría un grupo de delincuentes acusados de asesinato, unos menores, otros recién abandonada la minoría de edad, que cumplirían su condena con las disminuciones legales correspondientes y la cosa en 7 u 8 años quedaría saldada (ahora estoy pensando en un cantante francés muy contestatario él que con 7 años saldó su cuenta con la justicia, y eso que no quería citar a nadie, no tengo arreglo). Y existiría otro grupo en el que se encuentra Andrés Rabadán, esto es: el enfermo mental.
Efectivamente, como dice su abogado, si hubiera sido considerado un asesino gozaría de los permisos pertinentes e incluso ya estaría en la calle, al ser definido "enfermo mental" le está vetado el acceso, además tengamos en cuenta la responsabilidad de los peritos (y su miedo, así se hace ver en "Las dos vidas...") a poner en la calle a un "curado" que pudiera reincidir. Así las cosas, me temo que Andrés Rabadán, a pesar de los esfuerzos de Ventura Durall por
contar su historia, se pasará los 20 años encerrado, ya lleva 16, así que...
Después de ver El perdón, no sé por qué, me vino a la cabeza el documental "Mi enemigo íntimo" de Werner Herzog 1999, en el que los indígenas hartos de las estridencias del notas de Kinski le preguntaron a Herzog ¿quiere que lo matemos? La pregunta está hecha desde la sencillez más pasmosa, desde la lógica más cartesiana. Continúa en spoiler por falta de espacio-->
"El perdón" es un documental interesante, ofrece todo tipo de material acerca de Andrés Rabadán: dibujos, grabaciones, videos caseros, fotos, entrevistas. Te adentra en esa familia y el espectador decidirá qué pasó, cómo y por qué y si es justo que Andrés Rabadán siga encerrado.
Andrés Rabadán es un personaje seductor e inteligente, es innegable, y también tiene aprendido el papel de su propia vida, quiero decir que al expresarse noto cierta falta de espontaneidad, cosa -por otra parte- natural ya que debe haber repetido muchas veces lo que le pasó y acaba auto-interpretándose.
¿Qué le pasó? que se le fue la pelota hasta allá. ¿Dónde es "allá"? "Allá" es el lugar donde anida el tabú, donde sólo llegan determinadas personas y bajo determinadas circunstancias.
Pero llegados a este punto de las "circunstancias" pueden venir, y de hecho vienen, a la mente de todos muchísimos casos que están incluso de actualidad donde existe ese salto del tabú donde "las circunstancias" no obedecen a un "por qué" sino a un "porque sí" o "porque-puedo", quiero evitar citar los casos más mediáticos y recientes pero es difícil hacerlo. Es decir, existiría un grupo de delincuentes acusados de asesinato, unos menores, otros recién abandonada la minoría de edad, que cumplirían su condena con las disminuciones legales correspondientes y la cosa en 7 u 8 años quedaría saldada (ahora estoy pensando en un cantante francés muy contestatario él que con 7 años saldó su cuenta con la justicia, y eso que no quería citar a nadie, no tengo arreglo). Y existiría otro grupo en el que se encuentra Andrés Rabadán, esto es: el enfermo mental.
Efectivamente, como dice su abogado, si hubiera sido considerado un asesino gozaría de los permisos pertinentes e incluso ya estaría en la calle, al ser definido "enfermo mental" le está vetado el acceso, además tengamos en cuenta la responsabilidad de los peritos (y su miedo, así se hace ver en "Las dos vidas...") a poner en la calle a un "curado" que pudiera reincidir. Así las cosas, me temo que Andrés Rabadán, a pesar de los esfuerzos de Ventura Durall por
contar su historia, se pasará los 20 años encerrado, ya lleva 16, así que...
Después de ver El perdón, no sé por qué, me vino a la cabeza el documental "Mi enemigo íntimo" de Werner Herzog 1999, en el que los indígenas hartos de las estridencias del notas de Kinski le preguntaron a Herzog ¿quiere que lo matemos? La pregunta está hecha desde la sencillez más pasmosa, desde la lógica más cartesiana. Continúa en spoiler por falta de espacio-->
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Freud analizó la palabra Das Unheimliche, lo siniestro, que recoge Julia Kristeva en "Étrangers à nous-mêmes": "Freud quiere demostrar a partir de un estudio semántico del adjetivo alemán heimlich y de su antónimo unheimlich, que hay un sentido negativo cercano al antónimo que se vincula ya al término positivo de heimlich, "familiar", que significaría también "secreto", "oculto", "tenebroso", "disimulado". Así, en la palabra heimlich misma, lo familiar y lo intimo se invierten en su contrario, alcanzando el sentido opuesto de "inquietante extrañeza" que contiene unheimlich. Esta inmanencia de lo extraño en lo familiar se considera una prueba etimológica de la hipótesis psicoanalítica según la cual "la inquietante extrañeza es esa variedad particular de lo terrorífico que se remonta a lo conocido desde hace mucho tiempo, a lo familiar desde hace mucho tiempo", lo cual confirma para Freud las palabras de Schelling según el cual "se llama unheimlich a todo lo que estando destinado a permanecer en el secreto, en lo oculto, ha salido a la luz".
El indígena que llevaba dentro le preguntó ¿quieres que lo matemos? y él respondió: sí. Respondió sí a un padre al que le deseó la paz que les dejó al "irse".
El indígena que llevaba dentro le preguntó ¿quieres que lo matemos? y él respondió: sí. Respondió sí a un padre al que le deseó la paz que les dejó al "irse".