Seguramente en su momento habrá sido una muy buena película; sobre todo porque aún el mundo estaba conmovido por la guerra que había terminado hacía poco. Pero lo cierto es que verla ahora no produce demasiado placer, e incluso no es fácil creerse muchas de las situaciones y actuaciones que se presentan (entre ellas, la forma y cantidad de beber alcohol por parte de casi todos, y en particular de algunos protagonistas; todos ellos candidatos a cirrosis crónica).
En fin, creo que es necesario verla por cuanto se trata de uno de los grandes clásicos del cine de ayer, pero procurando verla con los ojos de ayer.