Sinceramente, no sé qué me ha gustado más de esta segunda entrega de las renacidas aventuras de la tripulación de la USS Enterprise al mando del indómito James T. Kirk, si la estupenda trama que sostiene toda la película o la magnifica interpretación que de Khan, el malvado más malvado de todo el universo Trek (con permiso de los Borg, por supuesto) hace el británico Benedict Cumberbatch, actor que ha encarnado para la BBC al nuevo Sherlock Holmes del siglo XXI.

Todo hay que decirlo, Cumberbatch se come con su sola presencia a Chris Pine en todas y cada una de las secuencias en las que interviene sin necesidad prácticamente de abrir la boca y consigue perfilar un personaje excepcional, un Moriarty del siglo XXIII, un Anticristo galáctico del que no se sabe si fascina más su aparente nobleza o su terrorífico lado oscuro.

Por lo demás, todos los intérpretes cumplen, en especial Zachary Quinto, que parece haber encontrado en Spock al personaje de su carrera. Otro que se zampa a Chris Pine... Claro que también se lo comen Simon Pegg (Scotty) o John Cho (Sulu), al que también conocimos como el agente Demetri Noh en "FlashForward".

Y para qué hablar de los efectos especiales y del diseño de producción... De lo mejorcito que hemos visto. Si las escenas espaciales están logradas, las que tienen como escenario la Tierra, y en especial San Francisco en la última parte de la película te dejan con la boca abierta. Todo un espectáculo.

Si le gusta la saga "Star Trek", véala. Si no le gusta, pero aprecia la buena ciencia-ficción y las películas de acción, véala. Si no tiene nada que hacer una tarde de verano, véala. En ningún caso saldrá decepcionado.