Quien esto escribe no es para nada aficionado al género épico-fantástico. Ni reinos mágicos, ni espadas, ni mazmorras, ni elfos, ni enanos de jardín reconvertidos, ni trolls, ni magos, ni magas de buen ver y aviesas intenciones me han interesado nunca lo más mínimo. Uno ha crecido viendo ciencia-ficción de la buena (space opera, c/f hard, etc), grandes novelas históricas y estupendas películas y series en las que, como en "Yo, Claudio", o más recientemente "Los Tudor" o "Isabel", las intrigas cortesanas y la sangre corrían a raudales sin salirse para nada de los hechos narrados en las crónicas. Ni por edad ni por intereses intelectuales el género heroico-fantástico-dragonil me llama para nada y mis breves experiencias en el género se han limitado a películas infantiles de obligada visualización (paternidad obliga) y a algunos episodios sueltos de "Juego de Tronos" para tratar de dilucidar por qué la gente estaba tan enganchada a esa pornocarnicería fantasiosa. No lo he conseguido, todo hay que decirlo.

Así pues, "THE WITCHER" no va dirigida a gente como yo. Conocía muy básicamente la trama a partir de alguna que otra incursión en gameplays de la saga de videojuegos a la que ha dado lugar la obra del polaco Andrzej Sapkowski, y si me he decidido a ver esta serie de Netflix en un maratón navideño de tres días ha sido más por aburrimiento vacacional que por otra cosa tras terminarme la 4ª temporada de "The Expanse" de Amazon y por curiosidad para ver cómo Netflix, que suele prometer mucho pero luego materializarlo en muy poco, había resuelto la papeleta de la adaptación de estas novelas y videojuegos.

¿Y qué le ha parecido "THE WITCHER" a un "escéptico" del género como yo? Pues a ver... Hay que decir que lo mejor de la serie es el primer episodio, Henry Cavill y la banda sonora.

Sí, el primer capítulo fue lo suficientemente bueno para intrigarme y ver los siguientes (tampoco son tantos, ocho episodios), sobre todo en su parte final (el asalto a Cintra está realmente conseguido), las coreografías de acción son buenas (en especial las protagonizadas por Cavill) y la banda sonora es estupenda. También destaco la generosa ración de desnudos femeninos que tiene la serie, en especial los protagonizados por Anya Chalotra (Yennefer de Vengerberg), que compensa con su exhibiciones de senos su absoluta falta de expresividad y sus muchas limitaciones interpretativas.

Por su parte, hay que decir que Henry Cavill (Geralt de la Rivia) lo clava. Parece que el personaje fue creado pensando en él. A ver, tampoco es que este actor británico sea un genio de la interpretación, lo que ocurre es que un personaje tan plano y frío como Geralt le va como anillo al dedo a alguien como Cavill, guapete, con buen físico y más inexpresivo que una estatua faraónica, pero lo hace bien y se defiende estupendamente en las escenas de acción.

En cuanto a la serie, pues... Se nota que han hecho una adaptación deprisa y corriendo y cogiendo elementos y situaciones de las diferentes novelas para darle cierta coherencia a la historia, pero el problema es que no les ha salido del todo bien. De hecho, si no eres fan de esta saga, al principio no caes en que en cada capítulo hay situaciones separadas por años y décadas hasta que llegas al capítulo 4 («Banquetes, bastardos y entierros»), y es entonces cuando te das cuenta de que la maga Yennefer lleva muchos años dando vueltas por el mundo o que Geralt (que como ella ni envejece ni nada, se ve que los elixires de la eterna juventud son baratos en ese universo) lleva también un par de décadas atado a un "derecho de sorpresa" bastante absurdo desde el punto de vista del derecho consuetudinario.

Las prisas también llevan a que no queden nada claras las motivaciones de Yennefer y a sus idas de olla en la escuela de magas de Aretuza; por cierto, su "directora", Tissaia de Vries (MyAnna Buring), también tiene lo suyo en un guión bastante defectuoso, porque en ocasiones tampoco se entiende lo que hace y lo que dice (véase la escena de las anguilas). En cuanto al resto de la "troupe" de magos y magas, no deja se ser curioso el papel de la "Hermandad" en el devenir de los reinos, una suerte de asesores mágicos que evidentemente están basados en la Iglesia medieval y, salvando las distancias, en la Cofradía de "Dune".

Por lo que respecta a la puesta en escena, correcta. Los efectos especiales se dejan ver (hay unas cuantas criaturas bastante logradas), pero vamos, se nota que el presupuesto de los ocho episodios de la primera temporada se ha quedado un poco corto en ocasiones (en especial en las batallas multitudinarias) y que con el dinero disponible por episodio los de "Juego de Tronos" no tendrían para mucho más que los títulos de crédito. Las batallas, ni fú ni fá, las he visto mejores en "Vikings" y en "The Last Kingdom".

Pero bueno, a pesar de sus defectos, la serie entretiene, no son muchos episodios y las escenas de espada son buenas. No se podía pedir mucho más.