Si esta película hubiese estado ambientada en el siglo II d.C. o en el III d.C. le habría dado un par de puntos más, pero no es de recibo que Amenabar haya recreado la Alejandría bajoimperial del siglo V d.C. sin molestarse en investigar mínimamente cómo se vestía en ese período o cómo estaban equipados los soldados de esa época. Pero, lamentablemente, el director se ha pensado que los romanos de todas las épocas vestían como en los tiempos del emperador Claudio y que los legionarios del año 400 d.C. seguían empleando la "lorica segmentata" tan querida del "peplum". ¡Si hasta les habría salido más barato y todo haberlo hecho bien! Total, con unos pocos escudos ovalados adornados con el cristograma, unas túnicas, unos calzones, alguna cota de malla y "tuneando" un poco los cascos legionarios disponibles habría colado...

Claro que también habría que haber quitado a ese Rómulo y Remo renacentista debajo de la Loba Capitolina y unos cuantos detallitos más, como la lozanía de esa Hipatia que no envejece (tenía unos 60 años en el momento de su muerte, pero se ve que las clínicas de cirujía estética bajoimperiales eran estupendas) o ese Sinesio de Cirene, también hecho un chaval, aunque en la realidad muriese cuarentón y -todo hay que decirlo- un par de años antes que su querida Hipatia (pero, claro, ya se sabe que la clave del credo cristiano es la resurrección).

En fin, entretenida la peli pero con más agujeros que una red de arrastre. Claro que ya puestos a buscar falta de rigor histórico, yo siempre me quedaré con las deliciosas curvas y bello rostro de la Taylor en la "Cleopatra" de Mankievich antes que con la reina egipcia real, que era un poco como un loro...