"The Monuments Men" podría haber sido producida por Disney sin cambiar ni una sola línea de su guión y vendida como película bélica familiar, o como un telefilm de guerra para todos los públicos en el que la II Guerra Mundial se convierte en una suerte de gincana en la que "Nexpresso Man" (George Clooney) y su grupo de amigos corretean por la Europa liberada en pos de unos cuantos lotes de obras de arte robadas por los nazis.

Y es que, en efecto, la superficialidad de personajes (apenas dibujados) y de la trama (más anecdótica que otra cosa), unido a una producción que se ve a la legua que estuvo escasa de presupuesto, no ayudan en ningún momento a que el espectador se "meta" en una película que huele a telefilm dominical por todos lados. Todo es demasiado fácil para los protagonistas, no hay auténtica tensión en la trama, sabes de sobra cómo va a acabar todo y, lo más, no dejas de preguntarte por qué actores estupendos como el británico Hugh Bonneville (famoso en todo el mundo gracias a la magnífica serie "Downtown Abbey") están tan desaprovechados o por qué Matt Damon se ha puesto tan fondón.

Pero sobre todo te preguntas cómo es posible que media docena de tipos pudieran ser tan listos y tan eficientes, capaces ellos solitos de poner a salvo buena parte de patrimonio artístico europeo sin casi despeinarse. Claro que, cuando te enteras de que en realidad esa unidad militar de "protección artística" era todo un batallón (nada menos que 400 hombres) que se las veían y deseaban para evitar que sus camaradas destrozasen todo los que los nazis no habían robado o destruido, caes en la cuenta de que no estás ante una crónica rigurosa de unos hechos históricos, sino ante la típica americanada de sobremesa basada sólo de forma tangencial en "hechos reales". No hay más. Así que con un 5 va servida.