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Voto de Palasaca:
2

Voto de Palasaca:
2
6,1
75.752
Acción. Ciencia ficción. Thriller. Terror
Cuando el mundo comienza a ser invadido por una legión de muertos vivientes, Gerry Lane (Brad Pitt), un experto investigador de las Naciones Unidas, intentará evitar el fin de la civilización en una carrera contra el tiempo y el destino. La destrucción a la que se ve sometida la raza humana lo lleva a recorrer el mundo entero buscando la solución para frenar esa horrible epidemia. (FILMAFFINITY)
23 de julio de 2013
23 de julio de 2013
200 de 278 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que hayan leído (y les haya gustado) la estupenda novela de Max Brooks sobre la que se supone (y es mucho suponer) que está basada esta película, deberían abstenerse de verla, pues corren el riesgo de ser infectados por el virus de la rabia cinéfilo-literaria y emprenderla a mordiscos con el director, con los guionistas (por cierto, ¿qué carajo pinta J. Michael Straczynski, el creador de la serie de c/f "Babylon 5" en este desatino?), con los productores y con el mismísimo Brad Pitt.
La película es mala, pero mala hasta decir basta. Como ya adelantó Max Brooks en una entrevista, la relación de la película con el libro se limita al título y a alguna referencia adicional cogida con alfileres.
Si el libro es la crónica de la lucha por la supervivencia de la humanidad frente a un enemigo implacable (lo mismo daría que fuesen zombis, vampiros, alienígenas, programadores de Tele5 o concejales de urbanismo) a lo largo de más de una década, aquí tenemos una peli "familiar" en la que el superhéroe de turno (Brad Pitt) se basta el solito para salvar al mundo en poco más de un fin de semana. Para más detalles sobre sus hazañas, ver el "spoiler".
Sí, la película contiene algunas escenas de destrucción urbana y de masas (digitales) notables, pero básicamente son las que pueden verse en los trailers de las salas de cine y de Youtube, así que pueden ahorrarse los 8 euros de la entrada.
En cuanto a los zombis, son de risa: se pasan todo el rato gruñendo, dando mordiscos al aire y corriendo como gamos de un lado para otro, haciendo gala de una agilidad y poderío atlético que ya quisieran para sí los miembros de la delegación olímpica de atletismo española. Lo de ese virus es dopaje y lo demás, tonterías.
Por otro lado, esta es la primera película de zombis en la que no se ve ni un mal pedazo de víscera sanguinolenta humana. Pero claro, es que es "familiar". Vamos, el apocalipsis zombi más políticamente correcto de la historia del cine.
¿He dicho zombis? ¡Venga ya! Si los "monstruos" más parecen asistentes a un concierto de "heavy metal" pasados de tripis y cerveza que acabasen de levantarse a la mañana siguiente con una resaca de cojones. ¿Dónde están los lentos pero seguros "enjambres" de muertos vivientes que describe Brooks en su novela? Y, por cierto, ¿dónde está en esta película la fundamental batalla de Yonkers, el nuevo "Pearl Harbor" americano en la guerra mundial Z tan vívidamente descrita en el libro? Porque como sean las escenas iniciales, apañados vamos. Por no hablar de lo de Israel, que es que clama al Cielo.
¿Y la coherencia interna del guión? ¿Y las actuaciones? ¿Y los diálogos? Ni están ni se les espera. El guión empieza a ser difuso en los primeros cinco minutos para ser borrado del mapa durante el resto del metraje, sustituido por un mero espectáculo pirotécnico. La gran mayoría de los diálogos son bochornosos y las actuaciones más planas que una tabla de planchar.
¿Dos años de trabajo, multitud de cambios y doscientos millones de dólares para esta basura? En fin...
La película es mala, pero mala hasta decir basta. Como ya adelantó Max Brooks en una entrevista, la relación de la película con el libro se limita al título y a alguna referencia adicional cogida con alfileres.
Si el libro es la crónica de la lucha por la supervivencia de la humanidad frente a un enemigo implacable (lo mismo daría que fuesen zombis, vampiros, alienígenas, programadores de Tele5 o concejales de urbanismo) a lo largo de más de una década, aquí tenemos una peli "familiar" en la que el superhéroe de turno (Brad Pitt) se basta el solito para salvar al mundo en poco más de un fin de semana. Para más detalles sobre sus hazañas, ver el "spoiler".
Sí, la película contiene algunas escenas de destrucción urbana y de masas (digitales) notables, pero básicamente son las que pueden verse en los trailers de las salas de cine y de Youtube, así que pueden ahorrarse los 8 euros de la entrada.
En cuanto a los zombis, son de risa: se pasan todo el rato gruñendo, dando mordiscos al aire y corriendo como gamos de un lado para otro, haciendo gala de una agilidad y poderío atlético que ya quisieran para sí los miembros de la delegación olímpica de atletismo española. Lo de ese virus es dopaje y lo demás, tonterías.
Por otro lado, esta es la primera película de zombis en la que no se ve ni un mal pedazo de víscera sanguinolenta humana. Pero claro, es que es "familiar". Vamos, el apocalipsis zombi más políticamente correcto de la historia del cine.
¿He dicho zombis? ¡Venga ya! Si los "monstruos" más parecen asistentes a un concierto de "heavy metal" pasados de tripis y cerveza que acabasen de levantarse a la mañana siguiente con una resaca de cojones. ¿Dónde están los lentos pero seguros "enjambres" de muertos vivientes que describe Brooks en su novela? Y, por cierto, ¿dónde está en esta película la fundamental batalla de Yonkers, el nuevo "Pearl Harbor" americano en la guerra mundial Z tan vívidamente descrita en el libro? Porque como sean las escenas iniciales, apañados vamos. Por no hablar de lo de Israel, que es que clama al Cielo.
¿Y la coherencia interna del guión? ¿Y las actuaciones? ¿Y los diálogos? Ni están ni se les espera. El guión empieza a ser difuso en los primeros cinco minutos para ser borrado del mapa durante el resto del metraje, sustituido por un mero espectáculo pirotécnico. La gran mayoría de los diálogos son bochornosos y las actuaciones más planas que una tabla de planchar.
¿Dos años de trabajo, multitud de cambios y doscientos millones de dólares para esta basura? En fin...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Brad Pitt, que al inicio de la película parece un simple padre de familia pero que a los diez minutos se ha transmutado en un experto expertísimo de-no-se-sabe-qué de la ONU, es capaz en menos de dos horas de:
1) poner a salvo a su familia;
2) cargarse a unos cuantos zombis que pasaban por allí;
3) visitar Corea del Sur para ver cómo han tostado a los zombis y entrevistarse con un menda de la CIA enjaulado;
4) darse una vuelta por Israel, donde da con la clave del asunto y es el primero en avisar de que los zombis están superando la muralla;
5) realizar una amputación de urgencia y una limpieza de muñón como quien pone una tirita en una rozadura;
6) sobrevivir a un accidente aéreo;
7) descubrir en un laboratorio que parece sacado de "Resident Evil" cómo vencer a los zombis autoinoculándose de un virus mortal que le hace "invisible" a éstos y luego ponerse una vacuna contra esa enfermedad como si tal cosa. No le da ni un poco de fiebre, oye. ¡Qué tío!
8) Y, por supuesto, reunirse con su familia y dar el típico y tópico mensaje de unidad en la diversidad.
Pero, amiguitos y amiguitas, el momento más soberbio de toda la peli es cuando, estando nuestro héroe en un Jerusalén sitiado en el que miles de desesperados refugiados buscan sobrevivir, vemos a una señora (una turista) comprando postales en un puesto callejero como si tal cosa... ¡Diga que sí, señora! ¡Qué el apocalipsis no nos joda las vacaciones en Tierra Santa!
1) poner a salvo a su familia;
2) cargarse a unos cuantos zombis que pasaban por allí;
3) visitar Corea del Sur para ver cómo han tostado a los zombis y entrevistarse con un menda de la CIA enjaulado;
4) darse una vuelta por Israel, donde da con la clave del asunto y es el primero en avisar de que los zombis están superando la muralla;
5) realizar una amputación de urgencia y una limpieza de muñón como quien pone una tirita en una rozadura;
6) sobrevivir a un accidente aéreo;
7) descubrir en un laboratorio que parece sacado de "Resident Evil" cómo vencer a los zombis autoinoculándose de un virus mortal que le hace "invisible" a éstos y luego ponerse una vacuna contra esa enfermedad como si tal cosa. No le da ni un poco de fiebre, oye. ¡Qué tío!
8) Y, por supuesto, reunirse con su familia y dar el típico y tópico mensaje de unidad en la diversidad.
Pero, amiguitos y amiguitas, el momento más soberbio de toda la peli es cuando, estando nuestro héroe en un Jerusalén sitiado en el que miles de desesperados refugiados buscan sobrevivir, vemos a una señora (una turista) comprando postales en un puesto callejero como si tal cosa... ¡Diga que sí, señora! ¡Qué el apocalipsis no nos joda las vacaciones en Tierra Santa!