RIdícula y soporífera adaptación cinematográfica de una gran saga de videojuegos.

Un guión absurdo e incomprensible para el que no conozca las premisas en las que se basa el juego, unos diálogos pretenciosos y huecos, un desaprovechamiento absoluto de la Sevilla renacentista, una cámara enloquecida para tapar los errores en las escenas de acción, un desmedido uso y abuso del CGI y un festival de parkour extremo (lo único aprovechable) en las calles y tejados de una capital andaluza extrañamente humeante y oscura (como ese Madrid contemporáneo que parece la capital del Imperio Klingon de "Star Trek"), componen un indigesto subproducto que ni interesa ni hace honor al videojuego ni a nada.

En cuanto a los actores, solo Fassbender parece poner un poco de interés en lo que está haciendo. La Cotillard pone cara todo el rato de "¿Pero qué puñetas hago yo aquí?", Jeremy Irons debía consolarse pensando en la nueva casa que su participación en la película le iba a financiar y en cuanto al resto del elenco, españoles incluidos, se limita a cumplir y a cobrar.

En serio, mejor encender la consola y echar una partida.