La película es una reflexión sobre cómo la realidad puede ser distorsionada de tal manera que condicione la existencia. Cómo una persona de firmes convicciones puede moldear a otras a su gusto, creyendo que es por su propio bien. Cada uno puede ver aquí las analogías que quiera, a mí me ha evocado a la política, y a los líderes de masas. Es cierto que el director también tenía intención de retratar una sobreprotección extrema de los padres a sus hijos. Esta situación es muy común en Grecia (y en gran parte de España también), donde los padres dan todo a los hijos y tratan por todos los medios de apartarlos de los peligros de la vida, aunque ello signifique no vivirla plenamente.

Me ha gustado mucho el uso del lenguaje como instrumento de distorsión.

Es una comedia negra con momentos de carcajada, de la que no te puedes olvidar. Sin embargo, a mi modo de ver, a la película le sobran escenas violentas y de sexo explícito, que a mi juicio no añaden nada, salvo el impacto visual que pueda provocar en cada uno, en mi caso, desagradable.