¡¡Secreto!!, fui al cine, a ver “Brave”, solo, pese a estar, más cerca de los 43 que de los cuarenta, y pague mis 4,50 euros (si, ya veis la cosa está muy malita) convencido de ver una película de animación, de la mejor animación, y ¿por qué no?, que me animase a mi también.
Lo que no sabía es que con ese precio me regalaban algo tan hermoso como este corto, básicamente lo resumiría con la palabra “magia” porque en definitiva es como cuando un niño ve magia por primera vez, y se queda con los ojos abiertos, sin parpadear, sin poder articular una palabra hasta el momento en que, recuperándose, de esa anomalía, empieza a hablar, intentando explicarle a sus padres lo que ha visto, sin tiempo para acompasar todo lo que quiere contar, con una respiración entrecortada por la emoción. Uno, ya más curtido, siente una necesidad de encender el teléfono, allí mismo, y llamar a las personas que quiere, para contarle que ha visto la belleza con sus propios ojos, y darse cuenta de que todo lo que diga no será suficiente si no se ha visto, lo que, con la respiración entrecortada como un niño no logra explicar.