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Voto de Eduardo García:
9
Drama John, un abogado sin escrúpulos, está casado con Ann, una mujer seria e introvertida. Ella, aunque muestra poco interés por el sexo, se siente segura de su matrimonio. John, en cambio, es un adicto al sexo y tiene una aventura con Cinthia, la extrovertida y desenfadada hermana de Ann. La llegada del enigmático Graham, un antiguo compañero de John en la universidad, alterará la vida de Ann. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy vengo a hablar de una peli indie que fue revolucionaria en su día. Sexo, mentiras y cintas de vídeo (Steven Soderbergh, 1989) es la ópera prima de su director, que con tan solo 26 años realiza una obra que fascina por la originalidad de sus planteamientos más de tres décadas después de su estreno. Con un título tan llamativo como sugerente, este film supuso el inicio de la carrera de un cineasta que posteriormente se consagraría con Traffic y Erin Brockovich, estrenadas ambas el mismo año, y nos haría disfrutar con su trilogía de robos y atracos titulada sucesivamente Ocean's Eleven, Ocean's Twelve y Ocean's Thirteen, antes de perder el rumbo y sumergirse cada vez más en la irregularidad, pecado imperdonable en la meca del cine.

Sexo, mentiras y cintas de vídeo nos cuenta la historia de un matrimonio acomodado, en el que él lleva la comida a casa con su sueldo de abogado y ella renuncia a sus aspiraciones profesionales para cuidar del hogar. Sus triviales existencias se ven alteradas con la aparición de un antiguo amigo del marido, un enigmático hombre que es invitado a pasar unos días en la casa hasta que encuentre residencia definitiva en la misma ciudad, al sur de los Estados Unidos. Desde los primeros compases la película se sumerge en un ambiente onírico, que rápidamente capta la atención del espectador llevándolo a un estado de hipnosis. Sus 100 minutos de metraje pasan volando.

El hieratismo que transmite James Spader con su interpretación es realmente fascinante, sus motivaciones nunca quedan claras del todo y al finalizar la película nos deja la sensación de que no hemos conseguido descifrar aún su comportamiento. Este papel le valió el reconocimiento al mejor actor en el Festival de Cannes. Conmueve ver cómo consigue transformar al resto de personajes. Despierta el deseo en la mente femenina, leitmotiv de la trama, con frases como «los hombres aprenden a amar a las mujeres por las que se sienten atraídos y las mujeres se sienten cada vez más atraídas por el hombre que aman». Además, sus intervenciones ganan peso en contraste con las del psiquiatra de una de las protagonistas, es decir, la filosofía de Graham -así se llama el enigmático amigo- es más liberadora que cualquier sesión de terapia.

La película plantea una clase de fetichismo tecnológico, algo nuevo a finales de los 80, que ha ganado significado con el paso de los años, situándola como una cinta pionera en su género. Cuentan que el film, estrenado en el Berlín occidental en fechas similares a la caída del muro, movilizó a miles de personas que del otro lado cruzaron ansiosos esperándose encontrar con una película erótica debido a la siempre sugerente palabra «sexo» presente en su título, no obstante se toparon con un maravilloso compendio de las relaciones humanas con apenas un par de desnudos. En el resto del mundo acontecieron hechos similares, ya que la peli fue un rotundo éxito de taquilla -costó 1'2 millones de dólares y recaudó 36-. Esto aupó a su distribuidora, Miramax, que gracias a este triunfo se convirtió en la principal financiera del cine de autor de los venideros años noventa, haciendo posibles pelis tan míticas como Pulp Fiction (Quentin Tarantino, 1994) o La vida es bella (Roberto Benigni, 1997).

Sexo, mentiras y cintas de vídeo instauró varios planteamientos que sirvieron de guía a producciones posteriores, como el gusto por las localizaciones sencillas, escenas con pocos personajes, fotografía simple y la tendencia a crear narrativas intimistas con temas actuales y problemas modernos. Pero, sobre todo, el ritmo. Un ritmo narrativo que no se detiene en escenas huecas ni autocomplacientes y que consigue que la atención del espectador no decaiga en ningún momento.

CONCLUSIÓN

La cinta de Soderbergh se erige como una de las películas más importantes del cine independiente americano, que con precisión quirúrgica analiza los lazos sentimentales de sus personajes. Fue uno de los primeros films que indagó sobre el deseo en la mente femenina. Una obra sutil e inteligente que capta desde el primer momento al espectador más espontáneo y, a su vez, al más cinéfilo.

Su importancia es capital por el precedente que sentó en forma y fondo. Se estrenó en el Festival de Sundance donde obtuvo el Premio del Público. Además, fue recompensada con la Palma de Oro en Cannes, uno de los galardones más importantes del mundo del cine, sumado al premio a mejor actor para Spader y la condecoración FIPRESCI de la crítica internacional. En los Óscar resultó nominada a mejor guión original, aunque perdió en favor de El club de los poetas muertos (Peter Weir, 1989). Con un título seductor y una trama deslumbrante, Sex, Lies and Videotape es una película fácilmente recomendable a cualquiera.

https://noesmasquecine.blogspot.com/2021/10/sexo-mentiras-y-cintas-de-video-el.html
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Eduardo García
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