Eloy de la Iglesia siempre pecó de maniqueísmo en sus películas que retrataban la transición. Es por eso, y por la crudeza de algunas situaciones, por la que resulta tan polémica.

Su retrato de las Fuerzas de Seguridad del Estado, casi constantemente denigradas, los "quinquis" que retrataba (siempre retratados con benevolencia, "caballeros" con un código del honor que realmente no existía) han resultado, con los años, poco afortunados.

Otro tanto ocurre con "La criatura"

En ella podemos distinguir dos lecturas:

-la simbólica, que representa la descomposición de una burguesía franquista que se resignaba a ceder el poder, utilizando la violencia para evitarlo, y que es amenazada por el auge de las libertades (aquí representadas por el perro)

-La interpretación realista, que leída hoy y aquí, en 2015, resulta un poco absurda. Porque el perosnaje representado por Juan Diego, violento en su apoyo a las fuerzas de la dictadura y en la violación física de su mujer, no sale mejor parado que el personaje de Ana Belén, que desde el inicio de la película ejerce una constante violencia psicológica sobre su marido (no menor que la que él ejerce sobre ella) con insultos, humillaciones, desprecios (llegando a matar el perro que su marido le regala)

Quedémonos, pues, para entender algo, con la lectura simbólica de la película. De verla como una película realista, tendríamos que un violento (Marcos) se lleva a matar con una persona profundamente perturbada y no menos violenta (Cristina) y, claro, así no hay quien se aguante