Una película que me hizo reír como pocas a mis quince años, que grabé luego cuando llegó el VHS, y que desde entonces he vuelto a ver alguna vez.

Muy buena la música, entrañables los actores, divertidísimo Jack Wild siempre en su papel de "perillán", superando al muy cara de póker Mark Lester. La escena con la gorda en el baile, los campeonatos deportivos, Jack Wild tras los derviches, y sobre todo el apoteósico final, es una película que no deberían perderse los niños y adolescentes... y menos Sin-Chan y bazofias similares.