La continuación de la saga de Toshio (un slogan eficaz para un jarabe: "Toshio, y su niño -o padre, o madre- no volverá a toser nunca") ya ha llegado a un grado de despropósitos inquietantes.
Da igual que la familia Saeki se haya trasladado a Chicago porque-yo-lo valgo (¿seguirá encantada la vieja casa de Tokio?) da igual que la película se transforme en una secuencia de muertes absolutamente previsibles (básicamente ¿apareces?----> palmas) y con una falta de imaginación increíble:

- Kayako/Chiquito de la Calzada con su pedorreta, que no da miedo a nadie;

- Toshio talludito, que en breve le tendrán que poner protección en los gayumbos por si se emociona, con sus maullidos;

- La hermana de Kayako, que sabiendo lo que sabe, no ha aparecido hasta esta entrega; pero, cuando sale, en lugar de contar todo e ir a yo-he-venido-aquí-a-hablar-de-mi-libro tipo Umbral, marea la perdiz diciendo "es que no me vais a creer, es que esto no os lo vais a tragar"

- el resto de personajes, que no saben reconoce que si te aparece un chino talludito albino en gayumbos, algo más hay que hacer que preguntarle por su mamá.

Absolutamente desastrosa.

No ha lugar al spoiler, si a los diez minutos ya adivinas por dónde va todo...