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Voto de Bobby Lee:
10
7,1
51.358
Comedia
Pierre Brochant y sus amigos organizan todos los miércoles una cena que es una especie de apuesta: el que invite al idiota más extraordinario será el ganador. Una noche, Brochant está pletórico: ha encontrado una auténtica joya, un idiota integral. Se trata de François Pignon, un chupatintas del Ministerio de Finanzas con una gran pasion por las construcciones hechas a base de cerillas. Lo que Brochant ignora es que Pignon es un ... [+]
18 de septiembre de 2007
21 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco ser un "fan" acérrimo de "La cena de los idiotas", que he visto varias veces en español y en francés (que recomiendo no se pierda al que domine el idioma).
Pese a provenir de una obra de teatro, no se resiente en absoluto. Los "gags" son innumerables y se desarrollan a galope de rinoceronte. Los personajes entran y salen, y odos aportan una nueva vuelta de tuerca en cuanto a la comicidad, excepto el papel de esposa de Alexandra Vandernoot, que transmite seriedad, tristeza y sufrimiento, en las escenas en que interviene (aparte de estar especialmente bella).
Me resulta imposible destacar una de tantas escenas de irrefrenable comicidad: Pignon vendiendo los derechos de la novela por teléfono, el contestador de Pignon, el vasito de vino para el inspector, la confusión con la amante /la hermana (Sasseur en el original francés), el primer "golpe", y nunca mejor dicho, con el boomerang... Por decir uno: cuando el inspector habla con su mujer por teléfono...
No digo más: no se la pìerdan
No se lo pierdan
Pese a provenir de una obra de teatro, no se resiente en absoluto. Los "gags" son innumerables y se desarrollan a galope de rinoceronte. Los personajes entran y salen, y odos aportan una nueva vuelta de tuerca en cuanto a la comicidad, excepto el papel de esposa de Alexandra Vandernoot, que transmite seriedad, tristeza y sufrimiento, en las escenas en que interviene (aparte de estar especialmente bella).
Me resulta imposible destacar una de tantas escenas de irrefrenable comicidad: Pignon vendiendo los derechos de la novela por teléfono, el contestador de Pignon, el vasito de vino para el inspector, la confusión con la amante /la hermana (Sasseur en el original francés), el primer "golpe", y nunca mejor dicho, con el boomerang... Por decir uno: cuando el inspector habla con su mujer por teléfono...
No digo más: no se la pìerdan
No se lo pierdan