No recuerdo si alguna vez me pasó algo similar al salir de un cine... Acababa de presenciar una de las más fuertes discordancias vivida dentro de una sala.
De principio a fin la película fue una interminable cinchada entre dos bandos:

Por un lado: la magistral dirección y conjunción de efectos audiovisuales, fotografía y edición de sonido,que si no se vive en el cine, se pierde demasiado de lo que González Iñárritu intenta transmitir. Todo resulta una maravillosa composición, cada escena y cada toma intenta "auto-inmortalizarse". Muchas lo logran.

Del otro lado: el guión, la estructura de la historia. Carente de prácticamente todo, como sorpresa, originalidad, expectativa. Pero al mismo tiempo cuenta con todo lo necesario para atrapar a la masa, enfrentamientos, algún drama familiar y el toque que no puede faltar: el de la venganza.

Párrafo aparte para Leonardo Di Caprio. El "comodín" de la película que jugó para ambos lados, por momentos acompañando la infalibilidad audiovisual y en otros, inmerso en el gran agujero argumental.

Parece como que un "asesor de imagen" del director le haya advertido o aconsejado que haga del guión algo "tragable" para la mayoría, no muy jugado para que no sea un plomo.

Chispazos con Spoiler.