Debo confesar que me he reído con la película. Al final, me gusta reír y en estas comedias siempre me lo paso bien. Pero no me conformo habitualmente con un entretenimiento pueril, casi histriónico, cuando se trata de hacer de juez sobre cine.

Y ese es el gran problema de "Bienvenidos al fin del mundo". Tiene tal obsesión por intentar sacar carcajadas, que todo resulta forzoso, inclusive el personaje protagonista de Simon Pegg, que es divertido, gracioso, pero forzado.

Me gustó, cambiando de tercio, el mensaje intrínseco de la trama, ya que es cierto que nos conducen cada día más a una robotización (es decir, esclavitud) de la sociedad en todos los aspectos. Robot significa en eslavo "esclavo" como bien se menciona en el discurso del filme. La globalización, el exceso de tecnología y el capitalismo voraz, nos están haciendo cada vez menos originales, menos animales, menos salvajes. Creo que lo mejor de esta narración es precisamente ese gustillo final de defensa de lo natural, lo auténtico, lo improvisado... lo humano.

En definitiva, para finalizar, la conclusión es que por sus problemas narrativos, su falta de chispa, el flojo guión y su hilarante realización, que por una parte ayuda al entretenimiento, pero por otra elimina la capacidad de recuerdo, hacen que tenga sólamente un aprobado raspado. Por tanto, es lo peor que ha llevado a las pantallas el señor Edgar Wright.