Hay que reconocer la gran lección cinematográfica a la que Alfred Hitchcock nos somete a nivel de realización en esta película. Su uso de la cámara para lograr actividad en un plano secuencia y sacar una historia de tan poco, es más que impresionante.

Sin embargo, tanto los diálogos como el argumento son extremadamente forzados, antinaturales, con un halo permanente de inverosimilitud. La forma en que hablan la mayoría de los personajes y lo artificial de la situación hacen que en ocasiones la historia peque de extravagante, y creo que cualquiera puede apreciar que esto afecta gravemente a la credibilidad del guión.

En mi opinión, un poco más de naturalidad y unos diálogos menos encorsetados, a parte de un poco más de metraje, le habrían venido muy bien a la obra, ya que todo ese artificio genera una gran pérdida de clímax en los momentos donde la tensión debería aumentar muy considerablemente, y, sin embargo, no me consiguió estremecer, lo cual me hizo pensar en que algo había fallado si el propósito no se había cumplido. Si la han visto, reflexionen acerca de esto.