Esta película es un buen ejemplo del carácter del cine de entretenimiento de los años 80 en Hollywood. Montaje con ritmo alto y buscando originalidad, música extradiegética y diegética por doquier y trepidante realización.

Sin embargo, siendo objetivos, el guión es más que flojo, es muy inverosímil y, a veces, demasiado pueril. Algunas cosas suceden tan rápido dentro del discurso que simplemente un espectador coherente no se las va "a creer".

En las interpretaciones, destacar en lo positivo a Amy Madigan y Rick Moranis y en lo negativo a Diane Lane, pasa la película con auténtica cara inexpresiva, no me extraña que "ganara" el razzie ese año.