A algunos les parecerá un genio y otros le odiarán, pero lo que es indiscutible es que Sacha Baron Cohen ha logrado un estilo reconocible. Crea sus propios personajes y los plasma en la pantalla con un universo muy bien cuajado y lleno de matices. Ese trabajo interpretativo es incontestable y recuerda a los humoristas de siempre: creativos, diversos y con un estilo propio.
En cuanto a la historia, "Brüno" sigue la línea de "Borat", una película pseudo-documental, que narra las vivencias de un personaje muy peculiar. Con algunos momentos hilarantes, la obra va de menos a más en calidad humorística y tiene un desenlace con un clímax muy reivindicativo. Le falla mantener un ritmo más cadente en las historias y una mejor realización, ya que Larry Charles rebaja mucho el ritmo (sobre todo en el inicio) de la trama con algunos planos interminables y escenas inútilmente alargadas. También le sobran algunos chistes de muy mal gusto y tremendamente repetidos hasta la saciedad. Por supuesto, le perjudica el parecido con "Borat" en la historia, ya que muchas escenas suenan a "ya visto".
Obra imprescindible para los amantes de Cohen y una película entretenida y con cierto mensaje reivindicativo para el público neutro. Para los "AntiCohen" será la mayor basura del año.