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Chile Chile · Valparaiso
Voto de Alex:
7
Drama. Thriller Francia, 1980. Un carnicero (Philippe Nahon) vive solo con su hija tras ser abandonado por su mujer. Un día la niña tiene su primera regla y corre hasta la carnicería de su padre que, al ver la sangre, cree que la pequeña ha sido violada. El carnicero sale enfurecido de la tienda y acaba agrediendo a un inocente. La niña es internada y él encerrado en prisión... (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2006
35 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay duda alguna de que al franoargentino Gaspar Noé lo que menos le preocupa es herir la sensibilidad del telespectador. Desde el comienzo nos encontramos con una película dura, chocante, con rótulos azotados contra la pantalla y sonidos violentos. El vértigo de los primeros minutos, que resume (para aquellos que no vieron "Carne") el pasado del protagonista, pareciera tener como objetivo marear al televidente, para que el impacto de las escenas posteriores sea aún más crudo y poco digerible.
Porque eso es Noé: un plato difícil de digerir. ¿Por qué habemos personas que, en alguna u otra medida, gustamos de este cine? Tal vez encontramos un inexplicable encanto en la indigestión de este carnicero que es Noé. (Y es raro, porque nunca me ha gustado el cine gore.)
Yo creo que la respuesta tiene que ver con que todos los recursos estéticos (bastante originales, por lo demás) convergen con la idea de violencia contenida en la trama y en el personaje. No es sólo mostrar violencia por la violencia (como en el caso del gore), sino presentar una propuesta estética y moral. No estoy seguro de si esa propuesta sea antiestética; sí es antimoral, al menos desde una concepción tradicionalista. Tampoco creo que Noé sea un inmoral; de hecho, pienso que no está de acuerdo con los pensamientos de su protagonista. Pero plantear una película en que se expliciten esos pensamientos, esas ideas, esa rabia contenida, ya es extremadamente violento, tal vez más que una escena de homicido o violación.
No sé hacia dónde nos quiere llevar este tipo, pero creo que ya ha conseguido sacar al telespectador de su inercia, aunque sea sólo meditar con el corazón acelerado si no será mejor aprovechar esos 10 segundos que nos da para que nos vayamos, o rendirnos a nuestra curiosidad y atenernos a lo que venga.
Alex
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