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España España · GALIZANO
Voto de JOSE ANGEL:
9
Drama. Romance Rafael es un carnicero estéril que lleva una vida triste y solitaria. Un día auxilia a Marina, una muchacha tuerta a la que su novio estaba apaleando. Además, la aloja en su casa, aun sabiendo que está embarazada. Muy pronto, ambos se plantean cumplir un sueño que hasta entonces les parecía imposible: formar una familia. (FILMAFFINITY)
25 de noviembre de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de las tardes frías y lluviosas de noviembre es que te puedes reunir con los amigos al abrigo de una buena conversación y afirmar impresiones, pues cambiar las opiniones a una determinada edad es complicado. Comentaba Eva que para ella lo realmente importante en la vida es su pareja, pues los hijos llegada la adolescencia abandonan a sus padres y simplemente los utilizan para sacarles dinero, tener hotel con pensión completa y chantajearles cuando están separados, lo más normal en nuestros días. Para Marina sin embargo, lo más importante es tener una vida sexual plena, que consiste en estar con todos los hombres que le apetezca pero sin ocultárselo a su marido y los sábados acudir a locales para el intercambio de parejas, pues considera que en una relación matrimonial madura no caben los celos. Yo estoy en las antípodas de estas 2 ideas pero no por ello dejo de reconocer que son planteamientos que merecen reflexión y conversación.

La buena estrella es una película de una delicadeza insólita sobre el dolor, la soledad y el amor basada en hechos reales. Un testamento ejemplar de Ricardo Franco en el que plantea un triángulo isósceles amoroso donde cabe admitir la infidelidad por amor, cabe compartir el hogar con tu asesino emocional y lo más increíble es, que cabe llegar a entender las razones por las que un extraordinario Antonio Resines asume con naturalidad, acontecimientos teóricamente inadmisibles, con una decencia y estoicismo que me han asombrado. Toda la película es un ejercicio de crueldad infinito infligido por un despiadado Jordi Molla, un alma genéticamente marcado para la desgracia, que arrastra al pobre carnicero a una zozobra sin límites y viendo la película realmente lo pasas mal, sufres con él, sientes con él, padeces con él, lo indecible, lo inimaginable; cuánto dolor, cuanta pena, cuanta rabia contenida sin respuesta. Una persona buena no se merece un trato tan vejatorio por estar enamorado, pero nadie nos ha dicho que este mundo fuera a ser justo. ¿Cuál es la frontera entre ser bueno y ser tonto? ¿Acaso esta profanación permanente de la dignidad, cuando se acepta no es merecida? ¿Hay algo más denigrante que llamar manso a un hombre? He de reconocer que lloré con el final de la historia pues no hay nada más bello que una gran historia triste.

Me gustaría contaros la película, destriparla, compartirla al calor de un buen chocolate caliente en una tarde cualquiera de otoño, pero os dejo mejor con la recomendación, para que así podías deleitaros viéndola y escuchando una y otra vez la escalofriante música de Eva Gancedo como yo hago ahora.
JOSE ANGEL
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