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Voto de Juanjo Iglesias:
7
Terror. Ciencia ficción Condenado a muerte por una serie de crímenes que no ha cometido, el Barón Victor Frankenstein trata en vano de explicar a sus carceleros que el autor de esas muertes es un monstruoso ser, creado por él en su laboratorio secreto. Su diabólica ambición de crear vida llevó a Frankenstein a desafiar a Dios, fabricando un ser abominable a partir de cadáveres. (FILMAFFINITY)
12 de junio de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La maldición de Frankenstein” (1957) representa el renacimiento del cine de Terror Gótico a finales de los 50 e inició una travesía llena de éxitos para la “Hammer Film Production Limited”.

Terence Fisher realizaba con ésta su cuarta película, su excelente trabajo se vio privado de libertad por trabajar casi siempre bajo los postulados de la “Hammer”, pero fue esta película la encumbró su carrera. Aquí nacían los éxitos de la “Hammer” y de Terence Fisher”.

El guión revisa el relato de la novela de Shelley creando una historia con una serie de componentes nuevos. Coloca al Doctor en prisión, intentando convencer a sus carceleros de que él no ha cometido los terribles asesinatos que se le imputan, argumentando que fueron ejecutados por la bestia que él mismo creó clandestinamente en su laboratorio. Es un guión temporalmente lineal excepto porque utiliza el recurso de contarlo a modo de “flashback”. La primera y última escenas son las únicas que transcurren en su tiempo real. Es un guión con dosis de suspense y terror, pero carece de escenas realmente poéticas, como la del reflejo en el lago. La visión de “Hammer” de trabajar de una forma más comercial, comenzaba a dilucidarse.

Pese a verla hoy, como puro entretenimiento, sus personajes mantienen cierta complejidad. La interpretación del Dr. Frankenstein, encarnado por el mítico Peter Cushing, realiza un papel sumamente representativo de esa idea de “Mad Doctor”. Es su actuación, junto a la de los otros tres protagonistas lo que mantiene el interés en esta cinta. La credibilidad de su personaje, engendrada con un sarcasmo de lo más pérfido, y su habilidad para llevar al personaje a registros tan amables como perniciosos, hablan elocuentemente de sus habilidades interpretativas. Pero es la composición de personajes, lo realmente interesante.

Esa dualidad entre el “Mad Doctor” de Cushing y el científico honesto y ético interpretado por un Robert Urquhart, que destila clasicismo y elegancia por los cuatro costados, componen el punto fuerte de la trama. Una lucha entre el bien y el mal, que se enfrentan eternamente como una idea religiosa, que refuerza de nuevo la idea de “Mad Doctor” y su lucha por transgredir toda normal moral, con la idea de ser “Dios”.

El personaje más atrayente desde el punto de vista estético, es sin duda el monstruo interpretado por el mítico Christopher Lee. Creo que su actuación carece de interés comparándola con el Robert de Niro de la película de Branagh o el Boris Karloff de la de Whale.

Considero que esta película aún siendo concebida como de Serie B, merece ser apartada al menos, de las connotaciones despectivas de tal apelativo porque pese a no representar nuevas ideas desde el punto de vista narrativo, plantea una nueva corriente estética y una revisión en su momento necesaria de antiguas ideas que merecían ser colmadas de color para ampliar así nuestra amada historia del cine.
Juanjo Iglesias
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