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Voto de Juanjo Iglesias:
10
Drama El periodista alemán Felix Winter recorre los Estados Unidos buscando temas para escribir un libro, pero como ni siquiera consigue empezarlo, su editor cancela el contrato. Cuando decide regresar a Alemania, conoce en el aeropuerto a una mujer, y como no hay vuelos hasta el día siguiente pasa la noche con ella. La mujer desaparece, pero le deja un recado: que vaya con su hija Alicia, de nueve años, a Amsterdam para reunirse con ella. (FILMAFFINITY) [+]
15 de junio de 2010
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta película del director nacido en Düsseldorf, fué estrenada el 14 de Mayo de 1974 en la República Federal. Se rodó en varias ciudades de la Alemania Industrial, en la Ruhrgebiet y EEUU.

Es la primera película de una trilogía compuesta también por "Falso Movimiento" (1975) y "En el curso del tiempo" (1976), que en formato de Road Movie y contando crónicas similares, marcan el estilo del director y le convierten en uno de los grandes de su generación.

Narra la historia de un fotógrafo que se encuentra perdido en un mundo completamente ajeno, adicto a su polaroid y a una libreta, que le sirve para plasmar y dejar constancia de su soledad y falta de empatía con el mundo y de una niña llamada Alicia, a la que su madre deja en manos del fotógrafo para que la lleve de Estados Unidos a Alemania. Unidos por una casualidad emprenden un viaje físico y sobre todo emocional que hace de esta película una auténtica delicia, un viaje inolvidable.

Narrativamente es muy destacable su originalidad, desde las primeras escenas se siente como una historia intimista y personal, el término "Cine de autor" deja de ser un estereotipo y pasa a ser algo vivo, apasionado y apasionante. Como en casi la totalidad de la filmografía de Wenders, nos vemos ante una buena historia, bien narrada y con esos rasgos tan personales que le proporcionan algo que pocos directores tienen, estilo. El guión es del propio Wenders y de Veit von Fürstenberg.

La fotografía en blanco y negro de Robby Müller se agita en un hermoso cocktail de estilo con la dirección de Wenders y el propio guión, hace realidad esa frase que dice que el mundo es en color, pero el blanco y negro es más real. Le aporta profundidad a la historia y a sus personajes. Esta idea está también reafirmada con la utilización del espacio. El uso que le da el director al espacio físico es de una potencia inusitada, no podemos pensar en este Philip Winter, sin imaginárnoslo en esos hostales claustrofóbicos de carretera, viendo esa televisión que "eructa" basura con la única intención de hacer negocio, o sentado pensativo bajo el muelle en una playa desierta. El estilo de movimiento de cámara es muy denso, pero vital, muy vivo y muy personal. Es bello ver como la cámara se comporta como el copiloto de un coche que viaja a la deriva bajo la lluvia. Juega mucho con planos medios, como intentando mantener la distancia con el personaje, así como el personaje la mantiene con el mundo.

Los actores, realizan una actuación brillante, Rüdiger Vogler, actor emblemático de Wenders en sus primeras películas, interpreta unido a la niña Yella Rottländer una de las parejas más poéticas de eso que llaman el "Cine de autor". Es una pena que esa niña no hiciera más cine, por su notable capacidad de emocionar. Lisa Kreuzer haría dos películas más con Wenders gracias a este papel secundario, pero de notable calidad.

Una película mágica, recomendada a amantes de la inteligencia y la libertad de espíritu.
Juanjo Iglesias
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