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Voto de Juanjo Iglesias:
8
Bélico Un submarino alemán de la Segunda Guerra Mundial es el escenario en el que un grupo de jóvenes soldados, dispuesto a defender su patria, tendrá que someterse a una dura convivencia, tras descubrir que han sido enviados a realizar una misión probablemente suicida. (FILMAFFINITY)
9 de abril de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje dirigido por Wolfgang Petersen en 1981 y basado en la novela homónima de Lothar-Günther Buchheim, obtuvo numerosos premios como el Bayerischer Filmpreis de 1981 y el Motion Picture Sound Editors de 1983 entre otros. Estuvo nominado a 6 Oscars y contó con un presupuesto de 40 millones de marcos.

El objetivo del director fué conducir a los espectadores a través de "un viaje a la locura" mediante el cual explicar en qué consiste la guerra, utilizando el punto de vista de un grupo de soldados, que viajan desde La Rochelle en Francia hasta el estrecho de Gibraltar en un submarino alemán en Octubre de 1941.

La fuerza de esta película estriba en esa búsqueda del director de mostrarnos la infinita claustrofobia que conlleva la vida en el submarino, la escasez de espacio, la presión del agua a cientos de metros de profundidad; impresionantes escenas con la cámara fija en el medidor de profundidad alternándose con los rostros en tensión del capitán y su tripulación, así como del pánico al sentir las cargas de profundidad del ejército inglés y la lucha contra los navíos enemigos. Todo estos factores unidos consiguen una carga de tensión y suspense suficiente para que se le considere la mejor película del subgénero bélico de submarinos. Afirmación discutible en cualquier caso, pero de cualquier forma bastante cercana a la realidad.

Esa tensión que es el hilo principal de la cinta, se apoya en una dirección pausada, con un sentido del ritmo exquisito, muy en concordancia con el montaje y esas pausas alargadas hasta el punto exacto, ese punto que rompe la tensión con el estallido de un torpedo o el sonido que indica al enemigo acercándose. Es interesante apreciar esa idea claustrofóbica en la dirección, no es sólo estar en un gigante de hierro a doscientos metros de profundidad y sin oxígeno, es ver cómo se mueve la cámara, cómo se repiten escenas como las comidas de los oficiales, durante días, o cómo esa fotografía nos hace bellas las sombras en los inhóspitos pasillos. No es una fotografía que busque algo poético pero si consigue mantener esa sensación de desasosiego y ansiedad.

Jürgen Prochnow interpreta el papel del capitán de forma magistral, como un hombre sereno, en el que sus hombres confian, con capacidad de mando. Hay una escena muy interesante sobre esto en la que un soldado desobedece sus órdenes y en como se desarrolla la relación posterior. Me parece un personaje muy bien ideado, con sus pertinentes motivaciones y deseos, con un desarrollo muy coherente.

Hay gran variedad de personajes secundarios entre los que podríamos destacar a Herbert Grönemeyer como Teniente Werner, un corresponsal de guerra o Klaus Wennemann como el ingeniero jefe Fritz Grade.

La música de Klaus Doldinger, con partituras de orquesta y canciones alemanas le aporta grandilocuencia a las escenas más importantes y hace aún mejores las escenas en las que el submarino emerge para respirar como si de una ballena se tratase.
Juanjo Iglesias
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