Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Juanjo Iglesias:
7
Acción. Aventuras. Drama Japón Feudal. El ascenso al poder del joven y sanguinario Lord Naritsugu supone una seria amenaza para la paz. Naritsugu está por encima de la ley y asesina y viola a su antojo. Afligido por esta cruel y despiadada violencia, el oficial Sir Doi llega a un acuerdo con el samurái Shinzaemon Shimada para que le ayude a acabar con el tirano. El samurái, tras reunir a un selecto grupo de guerreros, entre los que están su sobrino y su fiel ... [+]
20 de septiembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacía mucho tiempo que mi placer por el cine de Miike me llevaba a preguntarme si sería capaz de acercarse al clasicismo más académico y ser capaz de no defraudarme. Por fin ha llegado ese momento. “Jûsan-nin no shikaku”, titulada en España como “13 Asesinos”, lo ha logrado y ha sido capaz de restaurar un género como el de los samuráis, del que Kurosawa y Kobayashi fueran padres y mentores intelectuales.

Con este re-make de la película homónima que Eichi Kudo realizara en 1963, el camaleónico director nacido en Yao, se consagra a una bella mezcla de ese clasicismo que veíamos en “Los siete samuráis”, “Yojimbo” o “Kagemusha”, sólo por citar tres de las más de diez que me pasaban por la mente mientras la veía y su despiadada habilidad para narrar cinematográficamente toda actividad incisivamente sanguinolenta.

Creo que da un repaso a la época clásica japonesa, por supuesto a Kurosawa y Kobayashi, pero hay decorados que remiten con agudeza al cine de Mizoguchi y escenas relacionadas con el juego, que me recuerdan de forma quizá subjetiva a Ozu, pero su visionado me hace pensar en una especie de collage, del maravilloso cine clásico japonés.

Estructuralmente dividida en tres partes, comienza presentándonos a los personajes con una escena premonitoria de lo que será su próximo estreno, mi esperadísimo re-make de Seppuku de Masaki Kobayashi. Con el uso de un necesario narrador, suple la ausencia de metraje necesaria para llegar al gran público y nos sitúa el relato en los últimos días de la era de los samuráis, en el año 1844, cuando el oficial Sir Doi contacta con el samurái Shinzaemon Shimada para tratar de acabar con el sanguinario Lord Naritsugu, recientemente ascendido al poder.

En las dos primeras partes, mientras presenta a los personajes y plantea su aventura, desde la admirable y particular honestidad del bushido, Miike deja por completo aislado su habitual estilo vanguardista, absurdo o como quiera el crítico pertinente catalogarlo, para emular con maestría la expresividad narrativa y visual clásica de Kurosawa, cuyo eco se ve rezumar en la cinta por los cuatro costados. Con similitudes fehacientes con “Los siete samuráis”, nos presenta a ese grupo de personajes en pos de la justicia y lo hace con claras intenciones de revivir a los personajes de Takashi Shimura y Toshiro Mifune, en el clásico de 1954, idea nada despreciable, pero a la que le falta una hora de celuloide dedicada a explorar y profundizar en los personajes si se hubiera deseado cerrar una revisión honesta y concienzuda de los clásicos, que a su vez le habría hecho perder la mitad de su público.

(sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Juanjo Iglesias
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow