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Voto de CCBaxter el Mestre:
6
Drama. Thriller Una noche, James Ballard estrella su coche contra el de Helen y ambos son ingresados en un hospital. Lo sorprendente es que inmediatamente después del choque los dos experimentaron una extraña atracción mutua. A partir de entonces, la vida de James se precipitará hacia un mundo oscuro y prohibido, dominado por el peligro, el sexo y la muerte. (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2021
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas de David Cronenberg que más desconcertó el público y no tanto la crítica, que ya conocía cómo se las gastaba el siempre inquietante director, autor entre otros de filmes tan interesantes y diferentes como Videodrome (1983), La zona muerta (The dead zone; 1983), La mosca (The fly, 1986), Inseparables (Dead Ringers, 1988) o Una historia de violencia (A history of violence, 2005).

Hermanado con Lynch, los dos Davids realizan un cine personal, experimental, alejado del cine comercial, siempre asumiendo riesgos. Son funambulistas que desafían su público en cada película, caminan sobre la cuerda floja: a veces llegan a buen puerto y se les debe aplaudir, pero otras veces caen estrepitosamente en sus propuestas.

El primer recuerdo que tengo de esta película fue cuando la fui a ver el cine en que la estrenaron. Yo diría que en mi vida cinéfila ha sido de largo la película que más deserciones ha provocado en el espectador (igual marcharon 40 personas en una sala no muy grande), esto se traduce en el hecho de que se trata de un producto no apto para todo tipo de gente. En 1996 tal vez cruzaba la línea de lo que un espectador estaba dispuesto a ver en una pantalla grande. A día de hoy igual la gente necesita de un cine más diferente y en este sentido, Cronenberg si de algo puede presumir es de saber crear un cine que no está al alcance de muchos y esto lo convierte en un director con propuestas que se agradecen.

La película es un thriller erótico que trata sobre unas personas que necesitan sentirse vivas y satisfacer sus deseos sexuales, creando alicientes extras que los pongan calientes. La mejor manera de conseguirlo es conociendo a gente que disfruta y vive los accidentes de coche y sus consecuencias. Se trata de gente que practica un sexo extremo, indicativo de una personalidad que vive al límite y necesita conseguir este plus para sentirse realizada, así el film nos presenta una serie de lisiados física y mentalmente, que se encuentran cómodos en esta especie de rol y donde no existen límites en cuanto a las prácticas sexuales y los tipos de relaciones, todas ellas muy provocadoras visualmente.

La película pretende traspasar este deseo al espectador, pero el tema es tan escabroso que en muchas de las secuencias lo que consigue es que el espectador termine distanciándose de la trama. En alguna de las escenas el público se puede ver reflejado en los personajes (este deseo curioso de saber qué ha pasado en un accidente o de tener ciertas experiencias sexuales en lugares insospechados), aunque la forma en la que finalmente termina todo siempre sea la misma: sexo a todas horas sin distinción de género, ni lugar.

Cronenberg coge como protagonista un actor que ya tenía cierta experiencia en papeles complicados sexualmente, James Spader, que había sido el protagonista de Sexo, mentiras y cintas de vídeo (Sex, lies and videotape; Steven Soderbergh, 1989) y posteriormente protagonizó Secretary (Steven Shainbert; 2002). Detrás de este aspecto de chico normal el director quiere que te identifiques con el personaje, no es así con la otra cara de la moneda, el personaje incitador de los hechos de la película, en este caso Elias Koteas, que nos da una imagen de verdadero psicópata, que se dedica a realizar y difundir recreaciones de accidentes como el que nos dejó sin James Dean.

El director crea una falsa utopía donde los protagonistas son felices, donde no hay reglas establecidas, y todo se permite, pero el filme deriva hacia un final nada esperanzador, más cercano a la realidad, donde en cualquier momento los personajes pueden cruzar la línea invisible en que este deseo tiene consecuencias fatales.
Crash con el tiempo, se ha transformado en una "película de culto", pero dista bastante de otras producciones a las que se quiere parecerse como Terciopelo azul (Blue Velvet; David Lynch, 1986). Se agradece como planta la semilla de productos de una calidad aún no suficientemente reconocida como Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014) donde las imágenes de los accidentes, un gran guión, las interpretaciones y sobre todo la crítica al periodismo sensacionalista, te crean un sentimiento malsano y sobrecogedor.

En definitiva, es una producción que muestra un tipo de sexualidad perversa, muy perturbador, que sirve para entender hasta dónde puede llegar la psique humana y las secuelas físicas y cicatrices que esto puede provocar. El film se recordará sobre todo por sus escenas sexuales (destaca la escena en el túnel de lavado). Desde un punto de vista técnico, destacan la dirección en las escenas con coches en movimiento y la banda sonora de Howard Shore (habitual del director), que refuerza el ambiente inquietante de la película.

Si quieres una película que te muestre otra manera de vivir el sexo, abre la puerta, deja tus prejuicios fuera y entra en “Crash”.
CCBaxter el Mestre
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