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Voto de Antonio Morales:
7
Cine negro Un astuto y peligroso delincuente que ha matado a un policía es perseguido por un teniente de homicidios que fue su compañero de juegos durante la infancia, cuando ambos vivían en el barrio italiano (Little Italy) de Nueva York. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2013
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando Robert Siodmak (cineasta alemán de origen polaco) hizo “Una vida marcada”, ya se había consolidado como uno de los directores más interesantes del “Film noir” en trabajos como: “La dama desconocida”, “A través del espejo” o la grandiosa “Forajidos”, en la que descubrimos a Burt Lancaster como enorme actor. Todas ellas producidas en la Universal Estudios.
Pero en “Una vida marcada” se distancia un poco de los personajes extremos, las situaciones angustiosas y la estética marcadamente expresionista de títulos anteriores y también de los siguientes: “El abrazo de la muerte” por ejemplo. “Una vida marcada” es diferente (aunque no menor), en parte a causa del cambio de Estudio, la Twenty Century Fox, el potencial de las calles como escenario y el estilo documental como potenciador del realismo que siempre fue ingrediente importante del cine negro.

El productor Sol C. Siegel invitó a Siodmak a filmar en las calles de Nueva York (recurrente y fascinante imagen de la época en los títulos de crédito, el perfil de los edificios en la noche), cosa que no le resultaba cómoda, acostumbrado a buscar la estilización de la imagen y las luces en el estudio. Llevó esos preceptos a su terreno, sin alejarse de sus movimientos de cámara y sus estudiados encuadres, desarrollando una lectura social a pie de calle, carente en sus anteriores films.

Imagino que conocen el argumento, basado en la novela “The chair of Martin Rome”, de Henry Edward Helseth, explota la idea de los amigos de infancia que toman al convertirse en adultos caminos opuestos, con respecto a la ley, o al concepto del bien y el mal, idea presente en otros films como: “Ángeles con caras sucias”, o “El enemigo público nº 1”, títulos señeros del cine negro con vertiente de redención social. Sin embargo más que una lección moral sobre el camino correcto, “Una vida marcada” es la crónica de una tragedia, el seguimiento a una trayectoria equivocada, que nace en un caldo de cultivo especial, el barrio neoyorkino de “Little Italy”, donde el delincuente queda de alguna manera arropado por su entorno.

En ese lugar han crecido los dos protagonistas de la historia, el teniente de policía “Candella”, interpretado por Victor Mature (una nueva ocasión de constatar que no era tan mal actor, ni mucho menos, como la leyenda se ha empeñado en perpetuar) y el delincuente de poca monta “Martin Rome”, interpretado por Richard Conte, (otro actor denostado injustamente que realiza un gran trabajo). Destacar también a la bellísima Debra Paget en su primer trabajo como amante del delincuente y el pulso narrativo de Siodmak. Recomendable para amantes del cine negro.
Antonio Morales
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