Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
9
Drama. Fantástico. Aventuras William Bloom (Billy Crudup) no tiene muy buena relación con su padre (Albert Finney), pero tras enterarse de que padece una enfermedad terminal, regresa a su hogar para estar a su lado en sus últimos momentos. Una vez más, William se verá obligado a escucharlo mientras cuenta las interminables historias de su juventud. Pero, en esta ocasión, tratará de averiguar cosas que le permitan conocer mejor a su padre, aunque para ello tendrá ... [+]
17 de agosto de 2015
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Generalmente las películas de Tim Burton llegan a todo tipo de público, le aprecian desde los cinéfilos sesudos y los niños hasta los amantes del cine de terror, además de conectar especialmente con el público femenino. Sus personajes se parecen al lado “outsider” que todo el mundo encierra en mayor o menor medida en su interior. Un cineasta tan original que en toda su filmografía podemos hallar sus obsesiones personales, de personajes encerrados en escenarios que han surgido de su imaginación. En esta ocasión, se trata de “Big Fish”, una obra que da la sensación de ser un tratado sobre el arte de componer imágenes y también una especie de declaración de principios por parte de su director, convencido de que quien sabe hacer ver también sabe hacer creer.

No concibo a alguien que no quiera participar de lo maravilloso y de la fantasía. Sin embargo, hoy en día se rechazan muchos films precisamente por ser demasiado imaginativos, porque la gente ya no parece saber qué hacer con la imaginación y la fantasía. Cuando en realidad cada uno de nosotros llevamos un niño dentro. Por otro lado, toda reconstrucción histórica tiene una parte de fantasía y eso es la que narra el film de Burton. Edward Bloom (Albert Finney, el viejo y Ewan McGregor, el joven) es un antiguo vendedor de comercio de Alabama que, en los últimos días de su vida, recibe la visita de su hijo (Billy Crudup) con el que ha estado distanciado demasiado tiempo. Ahora es el momento para que ambos se reconcilien y que se descubra la verdadera personalidad de Edward, todo un soñador que mezcla las historias de su existencia con realidad y fantasía. Una vida repleta de personajes extravagantes tales como brujas y gigantes en unos cuentos imposibles que acabarán por hacer comprender a su hijo todo lo que su padre pudo llegar a ofrecerle.

Hay algo en su forma de contar sus historias que hace que todo el mundo las sienta como suyas. Quizás la comprensión hacia sus semejantes, quizás el lado maravilloso de las narraciones que combinan con maestría la realidad y la ficción que abren puertas y ventanas sin ser compartimientos estancos sin luz ni aire, en silencio. El cineasta quiere hacernos creer que Ed es el último gran narrador, el mago de las palabras, capaz de hacer con ellas lo que los alquimistas obtenían de los metales: oro puro. De un puñado de narraciones visualizadas en “flash-back” es de donde surge “Big fish”. Gracias al talento pictórico de Burton en su relación con el cine, esas historias de ese cine que guarda desde su infancia, llevándolo a un terreno estético más contemplativo. Su fuerza visual emana de diferentes fuentes, como los cómics, las series de televisión, los seriales radiofónicos y los catálogos de las mejores pinacotecas.

Los campos de amapolas, las calles de espectra (una ciudad pavimentada con hierba), el tiempo detenido… “Big fish” tiene algo de delirio visual que no tienen otros film del autor. Además de un puñado de fascinantes y estrafalarios personajes: Jenny, la bruja (Helena Bornhan Carter), el gigante Karl de apariencia terrorífica (Matthew McGroy), Amos (Danny de Vito) como jefe del circo. Un enternecedor cuento fantástico que Tim Burton realiza en memoria de sus padres recién fallecidos, su padre en el 2.000 y su madre dos años después. Adaptando la novela de Daniel Wallace como una gran catarsis para recuperar la memoria de sus seres queridos. El mundo imaginario que crea Burton se aleja de sus imágenes góticas y turbadoras para pasar a formar parte de lugares tiernos, luminosos, sentimentales y románticos.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?

Últimas películas visitadas
Soft Skin
1998
Hisayasu Sato
arrow