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Voto de Antonio Morales:
10
Drama. Romance Un elegante playboy y una bella cantante de un club nocturno se conocen a bordo de un lujoso transatlántico y surge entre ellos un apasionado romance. Aunque ambos están comprometidos (ella es la amante de un magnate y él se va a casar con una rica heredera), establecen un pacto antes de abandonar el barco: encontrarse en el Empire State Building en un plazo de seis meses si siguen sintiendo lo mismo el uno por el otro. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2013
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinario melodrama romántico, remake de una antigua película del mismo director (Love Affair, 1939), el cineasta volvió a reconstruir la historia 18 años después, utilizando el color para acentuar el efecto dramático, creando un relato romántico y sensible, en Cinemascope. El cine americano estaba cambiando y McCarey vivía momentos de incertidumbre, desclasado entre géneros y gustos que no eran los suyos. Quizás era momento oportuno para recuperar una historia querida y apetecible, y como hizo de forma más libre Howard Hawks con “Río Bravo” y “El Dorado”, ofrecerla con ligeros retoques y modificaciones formales sin variar para nada el trazo de los personajes y el trazado de la historia. Nuevos actores, puede que más idóneos y bien compenetrados, narra esencialmente lo mismo que la primera versión pero con más minuciosidad y tiempo dilatado.

El film, sereno y elegante, tiene una primera parte de comedia sofisticada. La acción se desarrolla en un crucero de placer, donde se conocen el playboy Nickie Ferrante (un espléndido Gary Grant) y la cantante Terry McKay (una fascinante Deborah Kerr), aunque ambos están ya comprometidos, él con una rica heredera, ella con un magnate. Los colores son tenues y apastelados, las situaciones livianas, todo se desarrolla con un juego equilibrado y gags inteligentes, en el que notamos la progresiva fascinación de los dos personajes sin que pasen cosas importantes. “Tú y yo” es en este sentido una película de detalles y sentimientos directos a los que McCarey confiere intensidad con la puesta en escena y, sobre todo, la utilización del espacio.

La visita a casa de la abuela de Nickie, durante una parada del barco, hará sentir a Terry una intima sensación de paz y bienestar, ella comenta en voz baja “este mundo es otro mundo” y expresa su deseo de quedarse allí para siempre a lo que responde la anciana “este es un buen sitio para añorar tiempos pasados, pero usted tiene que crear aún sus propios recuerdos” y entonces es cuando ella comprende que su vida está todavía por vivir. El nacimiento del amor comporta para Nickie y Terry una doble prueba: tienen que demostrarse a sí mismo que, después de renunciar a las ventajas económicas de sus proyectados matrimonios, son capaces de trabajar y vivir con sencillez, para lo cual se citan dentro de seis meses en el mirador del Empire State Building . Nickie tendrá que trabajar por primera vez en su vida (intentando rentabilizar su afición pictórica); Terry volverá a actuar como cantante.

El núcleo dramático que sigue – resumen de los seis meses que transcurren hasta la nueva cita – bastaría para acreditar a McCarey como uno de los mejores realizadores del cine americano. Recordar en este sentido el montaje paralelo entre los trabajos de ambos, o la doble tensión que se crea entre ambas parejas a través de un simple programa televisivo, el lenguaje de las miradas y los gestos también son vitales en esta película, y el resto que no se puede contar… es por lo que en mi opinión, merece estar entre mis favoritas.
Antonio Morales
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