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Voto de Antonio Morales:
7
Thriller. Drama Michael Clayton (Clooney) trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce exactamente de abogado. Su trabajo consiste en eliminar del modo más rápido y aséptico los trapos sucios de los importantes clientes de su empresa. No es ni policía ni abogado, sino una perfecta mezcla de ambos: el perro guardián, el compañero fiel que siempre obedece y nunca pregunta... (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desvelar una sofisticada operación económica de gran calado es el cometido, el destino o la misión accidental que se impone a sí mismo, primero por lealtad y luego por pura supervivencia, el personaje que interpreta George Clooney, cuyo nombre, Michael Clyton da título también a la película, un thriller intenso, más de personajes que de acción, articulado sobre un guión cargado de tanta información que obliga a digerir una abrumadora cantidad de datos que puede desconcertar al espectador.

Lo importante es que al final se entiende perfectamente lo que guía a este personaje, obstinado, empeñado en sacar a la luz las razones del extraño comportamiento de un compañero de trabajo y la alambicada trama económica que se esconde tras la fusión de varias empresas, entre ellas una de pesticidas que ha intoxicado a gran cantidad de granjeros por todo el país. Clooney sobre el que se sostiene casi todo el andamiaje de la propuesta, encarna a un habilidoso perdedor, un hombre para limpiar los trapos sucios de los clientes de un bufete de abogados, un tipo nada modélico que no consiguió cumplir sus sueños, agobiado por las deudas de juego con desarraigo familiar.

Y lo hace con esa cualidad que atesoran los grandes actores, que le permite encarnar a un antihéroe, un tipo nada ejemplar, sin renunciar a su naturaleza de estrella, sin desfigurar su aspecto, con recursos de gran actor, comunicando con su mirada toda la complejidad psicológica que el personaje requiere. Junto a él un portentoso grupo de actores, Tilda Swinton, Tom Wilkinson y el director fallecido Sydney Pollack. Detrás de la cámara, el debutante Tony Gilroy, guionista de “El caso Bourne” y sus dos estupendas prolongaciones, imprime un ritmo vivo que no trepidante a un relato que empieza por el final y retrocede en el tiempo para que el espectador reflexione y entienda la trama.
Antonio Morales
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