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Voto de Antonio Morales:
8
Cine negro. Thriller Ambientada en la posguerra japonesa tras la II Guerra Mundial (1939-1945). Con la estructura del thriller americano y los convencionalismos japoneses, narra la historia de un joven detective al que roban su pistola. Agobiado por un sentimiento de deshonor más que de pérdida, emprende con un veterano compañero una frenética e incansable búsqueda que les lleva a los bajos fondos de Tokio. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras su habitual sesión de entrenamiento, el joven detective Marukami (Toshiro Mifune) abandona las pistas de tiro al blanco en medio de un caluroso día de verano. Durante el trayecto en un autobús atestado de viajeros, alguien le arrebata su pistola viéndose en la obligación moral y profesional de recuperarla buscando en los circuitos del mercado negro. Al poco tiempo el departamento de balística descubre que con la pistola del agente se están cometiendo asesinatos. Oprimido por el peso de la conciencia, Marukami recibe la ayuda del veterano comisario Sato (Takashi Shimura). Juntos recorrerán el desolado paisaje del Tokio de la posguerra en busca del ladrón.

A causa de sus similitudes argumentales y de su proximidad cronológica, “El perro rabioso” podría perfectamente asociarse con el “Ladrón de bicicletas” de Vittorio De Sica, la emblemática y emotiva película neorrealista. En ambos films, los protagonistas se ven privados de la herramienta que les proporciona el sustento. Pero éste no es el único punto en común que poseen, sino que los dos ofrecen además un retrato muy fidedigno de la realidad social en que se vieron inmersos tanto Japón como Italia, una vez acabada la 2ª Guerra Mundial. Si en el film italiano la bicicleta robada alcanza la categoría de lo absoluto, no es menos cierto que para el detective Marukami la pistola perdida significa lo mismo, con fáciles connotaciones añadidas al país del sol naciente, desarmado tras la guerra y sujeto a una transformación capitalista acelerada. Lo que si las diferencia es el tono melodramático y conmovedor empleado por De Sica, con la atmósfera del cine negro más clásico en el film de Kurosawa.

En el film se pueden apreciar elementos occidentales como es el beisbol importado por los americanos, que aparece en una de las principales secuencias del film. Muestras de este tipo, reflejaban con desaliento la irrealidad que atravesaba el Japón de aquel entonces, ya que las connotaciones positivas que aparentemente poseen – belleza, estatus, adecuación a los nuevos tiempos –, simplemente sirven para enmascarar la miseria y la dureza propias de un país vencido. El film recupera una constante en el cine de Kurosawa: la relación entre maestro y discípulo. En esta ocasión, dicha circunstancia vendría determinada por la inexperiencia de Murakami : “es mi primer caso”; frente a la veteranía de Sato: “los asesinos son como perros rabiosos”. El segundo ayuda al primero a cargar con el tormento que le causan los delitos que se cometen con su pistola por los que el joven se siente torturado éticamente. Cada una de las siete balas que contiene su revólver supone una posible desgracia que le aflige constantemente. La búsqueda del ladrón se convierte para Marukami en una labor introspectiva que le conduce a replantearse su propia vocación policial.

Por otro lado, el cineasta nos ofrece a través de su antagonista, el ladrón que comete delitos con el arma robada, la imagen de la vía opuesta y desesperada que la persona también puede escoger en un momento de miseria. En todo caso este camino implica una carencia no sólo de escrúpulos, sino también de valores humanos. Por consiguiente policía y delincuente quedarían establecidos en dos extremos muy diferentes de una misma realidad ética, aunque no social. Marukami ha sabido escoger la opción de vida adecuada para convivir con sus semejantes, en medio de ese ambiente de pobreza que sufría el pueblo japonés.
Antonio Morales
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