Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
7
Aventuras A mediados del siglo XIV, Inglaterra se ve asolada por la terrible Peste Negra. En un mundo apocalíptico, dominado por las supersticiones, el joven monje Osmund recibe el encargo de conducir a Ulric, un temible caballero, y a su grupo de mercenarios a un pueblo próximo a un pantano, en el que, según los rumores, los muertos vuelven a la vida. (FILMAFFINITY)
22 de febrero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante film del realizador británico Christopher Smith que propone un atípico cruce entre el relato de aventuras medievales y el cine de terror, con resultados tan sorprendentes como estimulantes. Ambientado en la Inglaterra medieval, en plena época de la peste bubónica (la “muerte negra” a la que se refiere su título), la película arranca en un monasterio, donde un joven monje, Osmund (Eddie Redmayne), decide abandonar la vida monacal tras haber dejado embarazada a la muchacha a la que ama, Averill (Kimberley Nixon) prometiéndole unirse a ella en una semana. La oportunidad para escapar se le presenta el día que un grupo de extraños mercenarios comandados por Ulric (Sean Bean) solicitan la ayuda de un hombre que les guíe hasta unos pantanos, muy cerca del lugar donde el monje se ha citado con su amante.

Estos mercenarios se dedican en realidad a la caza de brujas, en el sentido literal de la expresión, buscan brujas y herejes recorriendo las aldeas para arrancarles, supuestamente sinceras “confesiones”. Todo el film está impregnado de una atmósfera sombría, cruel y despiadada, un relato duro como pocos que se hayan visto en los últimos años, en el cual hallamos ecos (positivos) del retrato del oscurantismo religioso medieval del Igmar Bergman de “El séptimo sello” mezclados con la visión siniestra y desesperada de una época similar abordada en “El último valle” de James Clavell, y que derivan hacia la vertiente más puramente fantástica de la trama.

En la película llama la atención, en primer lugar, el excelente dibujo de los personajes, de tal manera que tanto Ulric, un fanático religioso que tras la muerte de su esposa e hijo se dedica a “purificar” el mundo, como empujado por un oscuro mandato divino, que da así sentido a su existencia, como los duros mercenarios que le acompañan, que en cambio guardan dudas razonables sobre su cruzada. Son hombres que matan porque no saben hacer otra cosa, la muerte para ellos ha devenido en algo cotidiano. Del mismo modo, la tonalidad del relato está teñida en todo momento de rabia y amargura, de forma que todas las acciones de los personajes parecen motivadas por una furiosa reacción hacia un mundo, el medieval, que tan solo parece conocer, la pobreza, el hambre y la enfermedad.

El clima de la película se sostiene, por otro lado, en una heterodoxa puesta en escena, que combina la brusquedad de las escenas rodadas cámara en mano, sobre todo en los momentos de acción con otras escenas alucinógenas, en la frontera misma de lo irreal, en persecuciones por los pantanos, por ejemplo. “Black Death” es la crónica de un proceso de descubrimiento de unos personajes que pueden deparar sorpresas. En mi opinión, Christopher Smith es un cineasta con futuro que pronto dará que hablar.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow