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Voto de Antonio Morales:
7
Fantástico. Thriller. Acción Cinta basada en el cómic homónimo. La oscura y peligrosa ciudad de Gotham tan sólo se halla protegida por su corrupto cuerpo de policía. A pesar de los esfuerzos del fiscal del distrito Harvey Dent y el comisionado de policía Jim Gordon, la ciudad es cada vez más insegura hasta que aparece Batman, el Señor de la Noche. La reputada periodista Vicky Vale intentará descubrir el secreto que se oculta tras el hombre murciélago. (FILMAFFINITY) [+]
17 de abril de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine y el comic siempre han mantenido una relación tan estrecha como esquiva, no han acabado de congeniar siendo dos artes eminentemente visuales, aunque uno, el comic, esté privada del sonido y tenga que concebir el movimiento con líneas estáticas, mientras que el otro, el cine, necesita de la tecnología para reproducir aquello que en los tebeos y novelas gráficas, sólo necesitaba, lápiz papel y tinta. Afortunadamente con las nuevas tecnologías digitales, lo que antes era muy trabajoso plasmar en el cine, ahora se resuelve con cierta facilidad, más aún con el 3D. Pero cuando este “Batman” fue llevado al cine, la tecnología digital aún estaba naciendo, por lo que hay que valorar el film visualmente en su contexto histórico, cosa que algunos espectadores actuales suelen olvidar, a la hora de enjuiciar el personaje creado por Bob Kane.

Se ha hablado mucho de la supuesta influencia en el primer “Batman” de Tim Burton de dos comics capitales para el personaje complejo y atormentado de Bruce Wayne: “El señor de la noche” de Frank Miller y “La broma asesina” de Allan More y Brian Bolland, en una especie de criminal al servicio del bien. Sin ánimo de desmerecer ambas obras, que son excelentes, a poco que recordemos la filmografía de Burton, desde una perspectiva actual, se hace evidente que la raíz de su aproximación oscura al hombre murciélago, tiene serias influencias del universo interior del mismo director, ya que encaja a la perfección en su visión tenebrosa de la vida y en su manifiesta simpatía hacia los personajes de apariencia imperfecta, que suelen aparecer en sus películas y que convierten a Batman en un hombre oscuro, ambiguo y torturado por sus recuerdos.

Buen ejemplo de ello son, las imágenes en las que aparecen los títulos de crédito, ilustrada con la fascinante música de Danny Elfman, resultan toda una declaración de intenciones, ya que son una hermosa metáfora visual de la mente de Batman: la cámara se desliza por un laberinto tenebroso e inhóspito, oscuro y lleno de recovecos para, al alejarse mostrarnos que se trata del símbolo que nuestro héroe lleva en el pecho. Una sugerente forma de transmitirnos que es el traje de murciélago bajo el que se esconde el justiciero no es más que una proyección exterior de su visión de su propia psique, torturada y retorcida. Hasta su traje de superhéroe es, prácticamente negro, si exceptuamos unos pequeños detalles amarillos, es lógico que su oponente sea alguien tan lleno de vitalidad y colorido como el Joker que encarna de forma histriónica Jack Nicholson, aquí sí que ese histrionismo es acorde con el personaje.

La habitual identificación entre el bien como “luz” y el mal como “oscuridad”, está invertida en esta película, conservando el contraste necesario entre protagonista y antagonista para funcionar dramáticamente, pero provocando en el público cierto distanciamiento hacia el héroe, ayudado por la inexpresividad de Michael Keaton como Wayne y una inevitable corriente de simpatía hacia el villano. Todo ello sirviéndose de unos gags muy cercanos al comic, que producen una cierta hilaridad dentro del fin maligno del villano que roza en algunos momentos la parodia. Batman se convierte en lo opuesto al Joker, ambos viven con una obsesión, pero cada uno eligió una senda distinta. No en vano, cuando la bella fotógrafa Vicky (Kim Basinger) le interpela a Wayne, “Creen que es usted tan peligroso como Joker”, éste justifica su propia anormalidad afirmando que “Tampoco el mundo es perfecto”.
Antonio Morales
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