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Voto de Antonio Morales:
6
Aventuras. Acción Inglaterra, siglo XIII. Robin Longstride (Russell Crowe), un magnífico arquero que ha luchado en las Cruzadas al servicio del rey Ricardo Corazón de León (Danny Huston), vuelve de Tierra Santa luchando contra los franceses y saqueando poblados. Cuando Ricardo muere alcanzado por una flecha, Robin se traslada a Nottingham para cumplir una promesa que hizo a Sir Robert Loxley (Douglas Hodge) antes de morir: llevar su espada a su padre, ... [+]
28 de junio de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta estaba preocupado por la veracidad histórica porque quería mostrarnos una historia de la Inglaterra del medievo, en busca de una recreación antropológica con elementos de ficción, como había hecho con otros films históricos bajo su dirección: “Los duelistas”, “Gladiator” y “El reino de los cielos”. En el estilo del interesante “Robin Hood, el magnífico” de John Irvin, pero con muchos más medios en la producción. Buscaba humanizar la leyenda, en mi opinión, huyendo de la mitología y la fantasía fabuladora del Hollywood clásico, muy respetable por otra parte. Y creo que lo consigue, el film tiene romance, acción, humor y un poco de violencia, modificando los estereotipos por personajes más reales y cercanos.

Robin Hood es un personaje que emana del folclore popular, cualquier posicionamiento argumental resulta válido aunque a veces se entre en contradicciones entre el cine y la literatura. Pero hay elementos que se respetan siempre, caso de la presencia y amoríos con Lady Marian, la configuración del grupo de soldados, frailes, arqueros o ladrones que siguen a Robin, la sombra omnipresente de las cruzadas, el regreso más tarde o temprano de Ricardo Corazón de León de tierras palestinas, el enfrentamiento con el sheriff de Nottingham, la ambición desmedida de Juan Sin Tierra o la rivalidad entre sajones y normandos. Todo ello se encuentra en la versión de Scott, excepto esto último, Robin (Russell Crowe) ni siquiera es un noble sajón convertido en proscrito, sino un simple arquero del rey.

Scott y su guionista no dudan en someter el argumento a un lavado de cara: para empezar Robin adapta el apellido Lonstride, ha batallado anónimamente en Las Cruzadas, al regreso de Tierra Santa y por una serie de circunstancias adopta ese apellido, que pertenece al marido de Lady Marian (Cate Blanchett) y la del hijo de uno de los nobles sajones que ve peligrar su hacienda por los desmanes del tirano Juan Sin Tierra. Así que Robin bajo la fisicidad hosca de Crowe, más cercano a un gladiador en los bosques ingleses, en vez del saltimbanqui aventurero que Hollywood coronó como personaje emblemático del género. Es un Robin con virtudes y defectos como cualquier ser humano, que ha usurpado un apellido y no siempre fue un héroe. La película podría interpretarse como una precuela al Robin Hood habitual e icónico que siempre hemos conocido, precisamente lo que debió ocurrir antes de la leyenda.

Robin no es el protagonista de esta historia, no toma parte activa en algunos pasajes, el film se convierte en una particular cruzada entre la aventura medieval y la parsimonia dramática sin muchos hechos relevantes. La batalla en la playa tiene su originalidad, aunque me recuerda al desembarco de Normandía de Steven Spielberg (la del soldado Ryan), incluso las tomas acuáticas por muy realistas que sean. En definitiva Scott intenta darnos una imagen diferente del mito, con una ambientación soberbia, unos efectos especiales brillantes que recrea esa atmósfera habitual que emana de la personalidad del cineasta británico. Todo ello es muy loable, pero no tanto el resultado que tiene poca emoción, poca empatía con los personajes y no termina de convencer su historia que no deja de ser interesante como una nueva mirada sobre el mito de Robin Hood.
Antonio Morales
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