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Voto de Antonio Morales:
8
Thriller. Intriga. Drama Durante un viaje, Joe Wilson llega a un lugar desconocido, donde es encarcelado por un delito que no ha cometido. Los vecinos, amotinados, provocan el incendio de la cárcel y dan por muerto al forastero. Sin embargo, Wilson consigue sobrevivir y, entonces, intentará vengarse haciendo que sus potenciales asesinos corran el mismo peligro del que él escapó milagrosamente. "Fury" es el primer film americano del gran director alemán Fritz Lang. (FILMAFFINITY) [+]
6 de febrero de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fritz Lang fue uno de los mayores visionarios de la historia del cine, un cineasta que conjuró un mundo mítico en “Los Nibelungos” y construyó un futuro fantástico en “Metropolis”. Su “Dr. Mabuse” representó al loco emblemático de la Alemania de Hitler. En “M, el vampiro de Düsseldorf” exploró los abismos de la depravación humana. Tras rechazar un pacto “fáustico” con Joseph Goebbels para convertirse en el cineasta oficial del Tercer Reich, se fue a Hollywood, donde encontró su segunda vida profesional explorando el lado oscuro de América. El cineasta había firmado un contrato con la Metro, bajo la supervisión del entonces vicepresidente David O. Selznick, antes de independizarse. Esta sería su primera película en Hollywood, una producción de de Joseph L. Mankiewicz que luego se pasaría a la dirección.

“Furia” es un emocionante y magistral alegato contra el linchamiento, está basada en un cuento de Norman Krasna, el argumento es de sobra conocido. Lang que aún no dominaba muy bien el inglés, durante los preparativos, se dedicó a recopilar todos los casos de linchamiento producidos en Estados Unidos que pudo encontrar en la prensa. Lang no sólo pretendía realizar un film comercial, quería introducir el valor añadido de un documento como reflejo de la sociedad de la época. En el centro del film se halla una secuencia de primeros planos: las caras distorsionadas por el odio de la masa enfervorecida presa del fanatismo. Esta escena refleja las experiencias alemanas que Lang había vivido a partir de 1933, año de la llega al poder de Hitler. El régimen nacional socialista se apoyaba en una amplia base popular, el llamado Movimiento Sumido en la masa, el individuo se veía liberado de su responsabilidad coma tal hasta el punto de que ciudadanos respetuosos de la ley llegaban a participar en algaradas antisemitas y sangrientos disturbios.

En esta película asistimos a una de las constantes del cineasta alemán, la lucha del individuo contra la sociedad. Joseph Wilson (Spencer Tracy) era un hombre honesto y cabal, que iba a casarse con su novia Catherine (Sylvia Sidney) después de trabajar duro, que confiaba en la ley, en la justicia y en el sistema político, pero la sociedad le ha defraudado, ahora vive ebrio de rencor hacia la hombres y mujeres que en un estado de derecho, se tomaron la justicia impunemente sin darle la oportunidad de defenderse, se violaron sus derechos, que garantizan la inocencia, mientras no se pruebe lo contrario, tristemente en la cárcel se sintió solo y desamparado, el único que estaba de su lado era su perro.

Es curioso porque en la versión original, el veredicto de un jurado se pronuncia como: “guilty or not guilty” (culpable o no culpable), a diferencia de nosotros: culpable o inocente. Eso es lo que yo entiendo por el compromiso del artista, mostrar el espejo para vernos cómo somos en realidad. El tema era muy espinoso para un estudio como la Metro Goldwyn Mayer, que obligó a Lang a hacer concesiones ineludibles. Tanto es así que, no volvió a trabajar para el estudio hasta veinte años después con “Los contrabandistas de Moonfleet”.
Antonio Morales
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