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Voto de Antonio Morales:
6
Drama En plena Segunda Guerra Mundial, a las afueras de Londres, el joven Bill Rohan es un inocente niño inglés que vive la guerra como una experiencia apasionante y llena de emociones que ponen fin a la rutina diaria. En unos tiempos tan trágicos como convulsos Bill descubrirá nada menos que el sexo, el amor, la hipocresía y la muerte, mientras los adultos tratan de sobrevivir mientras hablan de patriotismo, esperanza y gloria... Basada en ... [+]
16 de abril de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que John Boorman es un cineasta personal, en el sentido que él mismo suele escribir y producir sus films, tomándose todo el tiempo del mundo para llevar a buen puerto sus propuestas, nadie lo puede discutir. Ese sentimiento de autor suele redundar en propuestas originales y sugestivas, en esta ocasión el cineasta repasa sus recuerdos de infancia, pero al mismo tiempo quiere encontrar un equilibrio formal y narrativo más clásico, más arquetípico si se quiere, tomando como referente obras bien consensuadas públicamente como: “La señora Miniver” de William Wyler, “La vida manda” de David Lean, o “Yanquis” de John Schlesinger.

“Esperanza y gloria” narra algunos hechos acontecidos en Londres durante la 2ª Guerra Mundial, cuando la capital británica aparecía poblada de mujeres, viejos y niños a la espera de que el marido, el padre volviera sano y salvo al hogar, y el desasosiego de recibir una carta con nefastas noticias del imposible regreso. Es obviamente, un melodrama sobre la retaguardia, planteado con todos los lugares comunes de este tipo de historias, sólo que aquí está planteada desde una óptica infantil, desde el prisma distorsionado sin duda, por el paso del tiempo, de un Boorman que evoca con cálidas imágenes los años vividos bajo la opresión de los bombardeos germanos, que terminaría siendo para esa mente infantil una especie de juego más intenso y estimulante que la vida cotidiana y familiar, las correrías amorosas de su hermana, los problemas de sus padres y los gratos momentos de esparcimiento con su abuelo.

Como no podía ser de otra forma, la música británica popular, ceremoniosa y patriótica como el célebre tema musical compuesto por Edward Elgar, con el que titulo esta reseña, además del himno británico, ilustran en momentos claves de celebración de la familia protagonista. El film se articula sobre recuerdos seguramente manipulados por la reconversión adulta del propio protagonista, el cineasta, que logra hacer fluir a través de los juegos infantiles y otras aventuras de niñez una magia especial que sirve para recrear lo banal y lo importante en la vida de aquellos seres sufriendo en la retaguardia. Film de estética y factura elegante, de momentos poéticos y románticos, una película nostálgica que puede entenderse como un eslabón coherente en la carrera de Boorman, una vez más plantea el conflicto entre civilización y barbarie, como lo hacía en “La selva esmeralda” o en “Defensa”. Una película sencilla, humana y nada desdeñable.
Antonio Morales
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