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Voto de Antonio Morales:
5
Comedia. Drama La abuela está a punto de cumplir cien años y todos los miembros de la familia se trasladan a la finca para felicitarla. A la vieja casa llegan los dos hijos, Fernando y Juan, sus respectivas esposas y sus tres hijas. También llega Ana, la antigua institutriz y su marido argentino. A la cita sólo falta José, el más pequeño de los hijos, que murió hace unos años. Todos los hijos esperan que la anciana muera para parcelar la finca, ... [+]
22 de septiembre de 2016
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1972 “Ana y los lobos” fue una desesperada metáfora sobre los tres tópicos impuestos al pueblo español de la posguerra: el sexo , la religión y el autoritarismo. Siete años después, Saura retoma los mismos personajes y situaciones para la realización de “Mamá cumple 100 años”, un esperpento, una comedia grotesca de escasa gracia, en mi opinión. En ella reaparecen, la figura omnipotente de la madre (Rafaela Aparicio), la nuera y dos de los hijos – el tercero eliminado del guión, tras la muerte del actor José M.ª Prada es sustituido por un “flah back” extraído de “Ana y los lobos” -, las tres nietas que en su evolución han heredado los rasgos de su padre y sus dos tíos, y por último la institutriz – acompañada de su marido – cuyo regreso a la vieja mansión sirve de hilo conductor del film.

No obstante, las diferencias existentes entre una y otra película son importantes. En primer lugar los personajes de “Mamá cumple 100 años” no constituyen un film en sí mismos como la anterior “Ana y los lobos” sino simplemente un medio o pretexto. Sus caracteres psicológicos vienen ya definidos por el film precedente y en éste que nos ocupa funcionan a modo de estereotipos que evolucionan hacia el final con la fiesta familiar. Son seres que no aportan nada nuevo a sus predecesores, sino que tan solo ceden su personalidad para la extructuración de un nuevo “ghignol” pasando de lo que era una fábula a un cuento fantástico, huyendo de cualquier racionalismo para desembocar en una lógica del absurdo.

En segundo lugar, esta segunda entrega de la saga sustituye el tono de drama psicológico por el de comedia. Tanto la inverosimilitud argumental como la ausencia de símbolos facilitan la distensión por parte del espectador al mismo tiempo que subrayan el rasgo más característico del film: el humor, del que yo apenas participo porque no termino de asimilarlo. Pues no participo del magnetismo repulsivo de esos personajes que se van transformando en grotesco. Por último, no se puede hablar de este film sin la obligada referencia a una fundamental ausencia: el guionista Rafael Azcona.

Porque indudablemente, “Mamá cumple 100 años”, es un film de Azcona sin Azcona. A los personajes del film de Saura que Azcona creó para “Ana y los lobos” le falta esa genialidad que cambie lo cínico hacia lo sarcástico, lo morboso por lo cruel, lo humorístico hacia lo sádico. Los personajes aquí han perdido gran parte de su mordacidad: la vieja madre avariciosa y posesiva se ha convertido en una anciana digna de compasión, Juan el hijo, no pasa de ser un decrépito “voyeur”, y Fernando, el místico anacoreta, ha sustituido la levitación trascendental por un aerodinámico “delta”. Tras la separación de Azcona y Saura, este último derivó peligrosamente hacia un narcisismo exacerbado e inútil, por suerte fue cambiando más adelante, abriéndose hacia nuevos horizontes artísticos y plásticos que todos conocemos.
Antonio Morales
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