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Voto de Antonio Morales:
8
Drama. Intriga William Harford es un respetable médico neoyorquino cuya vida parece ir muy bien: está casado con una preciosa mujer, tiene una hija y un trabajo que le gusta. Pero, al día siguiente de asistir a una fiesta, su esposa Alice le habla de unas fantasías eróticas y de cómo estuvo a punto de romper su matrimonio por un desconocido. Abrumado por esta confesión, acaba entrando en un local, donde un antiguo compañero le habla de una ... [+]
30 de junio de 2013
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando vi en el cine de estreno, esta película póstuma de Kubrick, me quedé un tanto decepcionado, sinceramente, esperaba más de este apasionante cineasta, meticuloso y exigente, perfeccionista hasta la obsesión, pero también con un talento deslumbrante, pues sus obras siempre se han recibido como un acontecimiento cultural de primer orden. Es conocida su preocupación con los doblajes y las salas de exhibición, concretamente en España desde “La naranja mecánica”, se encarga de dirigir el doblaje el cineasta Carlos Saura, por expreso deseo de Kubrick.

Es evidente que esta película, inquietante y oscura, requiere más de un visionado para captar los muchos detalles y recovecos que afloran tras una revisión. Ante todo debo decir, que nadie como Kubrick sabe elegir la música clásica para sus películas, he de reconocer que he descubierto con sus películas infinidad de obras poco conocidas para el espectador medio. En esta película me encanta Shostakovich y la suite para orquesta Nº 2, esa que suena al principio del film, mientras se arreglan para la fiesta. Basado en “Traumnovelle” editada como “Relato soñado” de Arthur Schnitzler, que situaba la acción en la Viena a principios del siglo XX, Kubrick sitúa el film en el Nueva York del 2000, pero el conflicto de los personajes sigue siendo el mismo.

El film de Kubrick es la crónica existencial de un reprimido, William (un discreto Tom Cruise): la descripción de su sentimento de extrañeza ante un mundo de sensaciones y sentimientos cuya existencia nunca había intuido por culpa de su acomodaticio modo de vida y de su propia estrechez de miras. Crónica movida por la pulsión erótica, pero que se desarrolla por medio de una serie de continuas frustraciones amorosas y sexuales: la confesión del deseo sexsual no consumado de Alice (una maravillosa Nicole Kidman) hacia un marinero despertará en William el demonio de los celos; rechazará el amor de Marion, aunque el cariño de esta sea más sincero que el de su esposa; sus dos encuentros con las prostitutas terminaran en fracaso, así como otras aventuras ayudaran a William a interrogarse sobre sí mismo y a ser consciente de la mediocridad de su lujosa vida.

Finalmente me gustaría destacar la extraordinaria secuencia de la fiesta de la alta sociedad neoyorquina (18 minutos) de cine fascinante, que sienta en gran medida la pauta de lo que será la película, la descripción de los rasgos de los personajes en base a las sugerencias de la planificación, el encadenado que dibuja el avance de la seducción de Alice en brazos del gigoló húngaro, el sentido revelador de los gestos y miradas, Alice bebiendo una copa de champan de un solo trago, rechazando al maduro galán que trata de seducirla, mostrándole su anillo de casada, y un empleo dramático de la fotografía, el color, la música, el decorado fastuoso, cine de muchos quilates.
Antonio Morales
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