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Voto de Antonio Morales:
7
Drama. Cine negro Sanada (Takashi Shimura) es un médico con un carácter muy peculiar, que vive atormentado por lo que pudo haber sido su vida y no fue ahogando sus penas en alcohol, aunque a pesar de todo, ejerce su labor con una dedicación casi absoluta en un barrio periférico del Tokio de postguerra, donde la mafia impone su ley en las calles. Un buen día, el doctor recibe a altas horas de la noche a un hombre (Toshirô Mifune) enfermo de tuberculosis ... [+]
6 de agosto de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rindiendo homenaje a las víctimas inocentes de la masacre, al cumplirse los 70 años de la bomba atómica sobre Hiroshima, me ha parecido oportuno escribir la reseña sobre esta película que en cierto modo refleja la tragedia del pueblo japonés, que tan magistralmente mostró Kurosawa en sus films de esta época.

A través de la historia entre un delincuente tuberculoso y un médico alcohólico que hace las veces de su mentor, Kurosawa se mueve entre el género policíaco y el drama social, la película narra la turbulenta relación entre los dos protagonistas y ofrece la posibilidad para reflejar el Japón destruido de la post-guerra, arruinado por los bombardeos y la derrota. Los decorados son los barrios bajos de la ciudad, con su secuela de pobreza, enfermedad, miseria y crimen. Son el marco idóneo para una historia de perdedores, impregnada de pesimismo y amargura, que refleja ese habitual temperamento humanista y redentor del cineasta.

Afectado de tuberculosis, Matsunaga, miembro de la “yakuza” (mafia nipona), acude una noche a la consulta del doctor Sanada para que le extraiga una bala de la mano. Desde ese preciso instante, el médico empieza a preocuparse por la salud del delincuente, sin lograr que éste, entregado por completo al control del barrio, tome conciencia de su mal estado y se responsabilice de su enfermedad. Al poco tiempo Okada, jefe de la banda, sale de la cárcel e intenta recuperar a su esposa Miyo, que ahora se ha convertido en la ayudante del doctor.

La figura del médico es la reencarnación de una moral que adquiere caracteres superiores frente al dolor y la muerte. Representativa de la contradicción humana, la película aborda la relación tutelar del médico hacia el paciente que ignora aquello que más le conviene. “El ángel ebrio” adquiere mayor importancia en el empeño del médico por apartar al “yakuza” de los ambientes corruptos en los que frecuenta. El humanismo del doctor (Tákashi Shimura) entra en conflicto con el orgullo de Matsunaga (Toshiro Mifune), ambos actores realizan un trabajo excepcional. Algunos elementos funcionan perfectamente en su relación simbólica con la historia, como esa charca putrefacta y contaminada de gérmenes que vemos en la película a los niños jugar, con el influjo de su poderosa presencia sugieren todo el ambiente de degradación social del que es víctima ese perímetro de la ciudad.

La cinta posee cualidades estéticas heredadas de la iconografía del cine negro norteamericano y de la corriente social neorrealista que estaba en boga. Fue el primer film en el que Kurosawa mantiene el control absoluto de su obra, dirección, guión y montaje. También es el primer film con Toshiro Mifune que se prolongaría hasta Barbarroja en que acabó la amistad entre ambos, protagonista de 16 películas y alter ego del director. El amor de Kurosawa por Dostoievsky se revela en “El ángel ebrio” que consideraba al escritor ruso como uno de los autores que mejor trataban de la condición humana. Por eso, hizo una adaptación de “El idiota” que espero ver y comentar pronto.
Antonio Morales
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