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Voto de Antonio Morales:
8
Cine negro. Drama Un profesor de universidad y su amante, una mujer casada de la alta burguesía, atropellan accidentalmente a un ciclista. Temerorosos de que se descubra el adulterio, deciden ocultar el trágico accidente. (FILMAFFINITY)
6 de septiembre de 2014
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cineasta Basilio Martin Patino dirigía por aquel entonces, Mayo de 1955, el cine club del SEU de Salamanca. Junto a la revista Objetivo, en cuyo consejo de redacción estaba Juan Antonio Bardem -entre otros-, ambos firmes defensores de “Surcos”, 1951, de Nieves Conde y la alusión al neorrealismo que en ella se hacía, decidieron organizar en la ciudad de Salamanca un foro de reflexión sobre el cine español y su futuro, en plena dictadura franquista. Propugnaban un rechazo al cine predominante y que la estética realista fuese aceptada. Bardem resumió a modo de conclusión de lo expuesto en las jornadas la realidad del cine nacional en un famoso quinteto: “El cine español es: Políticamente ineficaz. Socialmente falso. Intelectualmente ínfimo. Estéticamente nulo. Industrialmente raquítico”.

Juan Antonio Bardem nos ofrece en “Muerte de un ciclista” (precisamente proyectada en ese acontecimiento histórico), su primera película claramente política, un agudo estudio de ciertas mentalidades de la burguesía madrileña de la postguerra española. Más próxima al realismo crítico de Antonioni (Cronaca d´un amore, 1950; también con Lucía Bosé como protagonista) que al neorrealismo italiano, es un film que hoy por hoy tiene un gran valor histórico y sociológico como reconstrucción y testimonio de ese periodo franquista.

Escrita por el propio Bardem según un relato de Luis Fernando de Igoa. Aparentemente, es la historia de un adulterio, en la que unos amantes, para encubrir su pecado, dejan morir sin ayuda a un ciclista, que ellos atropellan accidentalmente. El planteamiento, pecado-culpa-expiación está presente a lo largo del film y enlaza plenamente con una concepción cristiana de la vida que planea sobre otros films del cineasta madrileño. Pero en el fondo, las pretensiones de Barden son otras. Pretende hablar de cómo en un determinado momento toda una generación de colaboradores del régimen, hace examen de conciencia y concluye que ha traicionado y perjudicado a la clase trabajadora.

Juan (Alberto Closas), representante de toda esa generación, debe su cargo de profesor a su cuñado Jorge, un alto cargo franquista, y además está liado con María José (Lucía Bosé), su antigua novia, que ahora es mujer de Miguel, un adinerado burgués. Las equivalencias son claras: Maria José y su marido rico son la clase dominante; Rafa (Carlos Casaravilla), crítico de arte, representa a la cultura, vendida al poder pero con mala conciencia, una especie de bufón que vive de la clase dominante, que así recompensa su silencio. El ciclista representa a la clase trabajadora, víctima de la clase dominante, de la que únicamente recibe donativos. Matilde, la chica suspendida injustamente en la universidad, el único personaje positivo, representa a la juventud o el futuro de España. Finalmente, Juan es la clase media, la burguesía silenciosa, testigo y cómplice de la muerte de la clase trabajadora, cuya toma de conciencia se hace imprecindible para asegurar un futuro distinto y digno. No cabe duda que como película combativa contra el régimen es clave en el cine Español.
Antonio Morales
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